sábado, 4 de enero de 2020

Gratitud.

"Two gray canoes on misty body of water".
Andrew Montgomery.
En la entrada anterior me jactaba de no pasarlo tan mal a pesar de la catástrofe. Aún quisiera añadir una especulación: posiblemente 2018 y 2019 han sido los mejores años de mi vida después de años de indefensión y hambruna. No pudo irme mejor, y los años que vienen jamás serán tan benévolos. Es por eso que abandoné parcialmente este blog. No había mucho qué comentar, y las desazones del diario no tenían relevancia. Un punto en contra válido fue que no conté con la soledad requerida para entregarme a los libros.

Las quejas que pudiera hacerle a estos dos años serían minucias, molestias menores. Por lo demás, gocé de un generoso rancho diario que diría fue hasta excesivo, pero equilibrado en carbohidratos y proteínas. Subí quince kilos de peso, no sólo en grasa corporal. Me di al entrenamiento con pesas y al salto de cuerda. Con la dieta tan buena me atreví a variar y aumentar los pesos. Aprender a saltar la cuerda fue un reto y los primeros días fueron tortuosos, pero amé ese dolor. Siempre he hecho ejercicio pero de forma moderada, acorde a mi pobre alimentación. Ahora, podía someterme a pesas y cardio extenuantes con el alimento asegurado.

Una persona se dijo sorprendida de mi complexión a pesar de mi edad. Me permití complacerme por el halago. No luzco "marcado", por el contrario, hice volumen. Estoy contento con haber logrado tal aspecto. Como ectomorfo, me parecía imposible verme así de robusto. Todas mis previsiones se han limitado siempre a rutinas austeras para mantener algo de condición, sin expectativas de subir de peso. Lo que logré estos dos años fue un dichoso intervalo que no se volverá a repetir.

Eso ha terminado. Ahora debo regresar al usual modo supervivencia.

Entradas más leídas