martes, 6 de abril de 2021

Tío Pedro.

Otra vez, la muerte rondando.

A mediodía me contactó por dm una tía que vive lejos. Mi tío agoniza (usó ese término) en el hospital. No me dijo la causa y en estos casos nunca oso preguntar pero ella contactó al resto de mis tíos y pudieron despedirse por teléfono, algo que dentro de la tragedia podríamos considerar bueno. Fuerte pero benévolo al menos, para todos. Estoy al pendiente de otro mensaje.

Traté muy poco a mi tío Pedro porque dejó esta ciudad hace treinta años. Luego de eso lo vimos dos veces más, primero por la muerte de mi madre y cinco años después por la muerte de mi abuelo. Luego lo añadí a facebook pero jamás conversamos, sólo intercambiamos uno que otro comentario en alguna foto. Tenía talento para el dibujo pero nunca se dedicó a eso (aunque se lo inculcó a mi primo). Se decidió por la tecnología donde entonces había un nicho bastante bueno. Sumado eso a la mala racha que lo ahogaba aquí, se aventuró lejos, al norte del país. No lo deifico, era un tipo normal con sus fallas. Tenía este rasgo desfavorable de perder la calma algunas veces (supongo que por las pocas posibilidades de descollar aquí) y era como decimos en México, "medio cabrón". Un old school clásico, cinéfilo, fan de Frazetta y Robert E. Howard. 

Se supone que en estos asuntos ya tengo experiencia (mas la que infortunadamente falta, porque somos un clan numeroso) y siempre me hallo desprovisto de palabras. ¿De verdad las palabras confortan? Son mero distractor, sino es que cliché gastado y no modifican ni suavizan los acontecimientos. Además, no existe eso de endurecerse ante la muerte: siempre es una mierda. Cuando te crees "inmune" de repente ya te atrapó si no una tristeza aguda, sí una atroz melancolía.

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