viernes, 28 de noviembre de 2014

Consecuencias.

A veces pienso que la introversión me ha evitado sinsabores y el haberla desafiado valientemente y sin inteligencia tuvo un saldo: la libertad irrecuperable.

Porque impulsado por una ciega sed de vivir me aferré a cada ínfimo atisbo de novedad, de posibilidad de cambio. Quería sentirme aventurero, por una vez en mi vida, y esa mínima ambición me hizo atar.

El hambre, el anzuelo, la trampa. Dos años de coerción camuflada de vitalidad. Consecuencias tanto más lastimosas al saber que bien pude haber huído, de tener el valor.

No fue la vida "malvada"; eso no existe. Me he sepultado solo.

Tal error... a mi edad... vergonzoso.

Lo siento no solo por mi, sino por el niño próximo a nacer.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Lapso de bienestar.

Qué fin de semana tan
satisfactorio. No he hecho
nada extraordinario pero lo
estoy disfrutando. Mi mente
anhelaba una brecha de
felicidad consistente en estar
solo y a mis anchas.

Qué poco necesito para
sentirme pleno.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Soy un muro.

Insisten en forzar un diálogo con un esquizoide y terminan quejándose porque no hallan la adulación a que están habituados. La vanidad es inherente a todos en distinto grado pero poco valor tiene un diálogo en que un interlocutor solo busca el halago.

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