lunes, 31 de agosto de 2015

Letargo.

He intentado poner un poco de orden en el espacio vital de 'S', que me recuerda ese programa de televisión, 'Acumuladores' (gente con la manía de llenar su casa entera con infinidad de cosas hasta volverla inhabitable). Pero cuando logro un atisbo de orden 'S' o su madre subsanan de inmediato el caos. Pareciera que le temen a los espacios vacíos o coordinados. No pueden ver algo de armonía; les ofende, como a mí visualmente semejante desconcierto. He imaginado señalarle todo el desastre recorriéndolo con el dedo índice y diciéndole que todo eso no puede provenir de una mente sana... lo que sería agresivo y descortés. Además ¿de qué serviría? ¿quién soy para emitir cualquier crítica? ¿y con qué derecho les sugeriría algún cambio?

Me atrofio en ese lugar. No puedo ser fiel a una rutina de ejercicio. Excepto una caminadora sepultada en una esquina bajo mil objetos que no pienso mover, no hay nada que propicie la salud. Debo diseñar una rutina que no dependa de pesas o aparatos. Lo poco que hago apenas mantiene la atrofia a raya, pero no me desarrolla.

Ni qué decir de los impedimentos para el desarrollo intelectual. No puedo leer un párrafo de un artículo o libro sin ser interrumpido. En serio, abundan las distracciones y ni siquiera puedo 'calentar los motores' de la concentración, lo cual es en verdad frustrante.

Que no ahonde en el abandono a mi gatita (que ya es una especie de maltrato) no quiere decir que no me mortifique. Me pesa durante mis días en esa casa.

Es tanto el letargo de estos días, de esta época de mi 'vida'.

domingo, 9 de agosto de 2015

Algo distinto.

Mis estados internos en soledad han cambiado un poco. Antes se apoderaba de mí una nostalgia a veces insoportable, un sentirme encerrado y aislado. Esta nostalgia y el sentirme 'fuera de la vida' han perdido fuerza con la simple observación del mundo. Tales sentimientos los genera mi mente, no se encuentran en él.

Ahora lo sé: esa melancolía no se debía al pasado, sino al presente que se me escapaba. No es que esté logrando cosas, tan solo he ganado cierto desenvolvimiento. Me siento menos restringido.

Y debo reconocer que ha sido gracias a este par de años con 'S': le he agarrado un poco de maña al entorno y eso me hace sentir mejor. No es una confianza eufórica que orilla a lanzarse ciegamente al mundo sino algo más estable que apenas germina.

A pesar de los tantos sinsabores narrados aquí, esta experiencia tiene aspectos constructivos: aunque mis momentos de soledad son menos, los disfruto más, tanto por la libertad que conllevan, como por la ausencia de patetismo que los definía. Y comienzo a sentirme algo más confiado para tantear el mundo, pero nada más...

que ya significa algo.

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