viernes, 25 de octubre de 2013

"No pierdas el tiempo..."

¿Qué es "perder el tiempo"? Creo que ni la misma gente que emite esa frase tiene claro lo que significa. Como jamás lo ha explicado, intuyo que se refiere a tener un sistema de vida estable, aunque eso es muy relativo. Hasta la persona con la vida más estable y apegada a lo que se considera "normal" puede sufrir un revés, o aburrirse y mandarlo todo al carajo.

Además es una frase estéril, sin contenido. No tiene valor como observación, mucho menos como consejo. "No pierdas tiempo" sentencian, pero no dicen cómo. Una propuesta vacía que tiene más visos de insulsa crítica.

Y que además propende a la contradicción: si consideran que uno pierde el tiempo, recomiendan estabilidad. Y si se es estable proponen desafiar la rutina.

miércoles, 23 de octubre de 2013

"Me decepcionas..."

"Me decepcionas" es un chantaje, para hacerte sentir mal u obligado/a a cubrir las expectativas de quien te dirige esa consigna.

"Me decepcionas" en el fondo significa "no eres demasiado bueno/a". Eso es manipulación. Y una amenaza: "podrías perder mi cariño o aprobación si no te ajustas a lo que yo quiero".

Que alguien te diga que le decepcionas, obedece a sus propias y arbitrarias expectativas, y no significa que tú hayas "fallado" o hecho algo mal. Más bien indica que esa persona no respeta tus desiciones, tu personalidad, tus ideas.

No es digno ni correcto vivir tratando de ajustarte a los moldes de otros.

lunes, 21 de octubre de 2013

Exilio: mi elemento.

Le pedí una semana de exilio y me la concedió. No tenía otra opción. Yo tampoco: estoy cansado. Necesito aire, soledad, reencontrarme con la sensación de aislamiento que era y es mi elemento.

Me limité a argumentar que quería pasar unos días en casa, que extrañaba mi vida previa. Y no mentí. Me alivia que haya aceptado tan simples razones porque evitamos una confrontación y en realidad mayores motivos no tenía.

Aún así, la paz no ha sido total. La tecnología impide la desvinculación completa, y nos arrastra como si fuera extensión de uno mismo. Todavía no llego al extremo de experimentar ansiedad sin mi dosis digital, pero la necesidad ya ha sido implantada, y a diario participo de las redes sociales que según aborrezco, donde se encuentra "ella": en su ausencia me acosa su fantasma virtual.

Extensos diálogos en su mayoría forzados, aunque de vez en cuando fluyen bien. No siempre se está en vena. Pero para ella uno siempre debe estar dispuesto. ¡Quéingenuidad! Como si un espíritu volátil se fuera a subordinar al capricho ajeno.

Si algo me provoca rechazo es que se me considere perteneciente a alguien, quien sea. El apego a mi persona no es algo que me halague.

Quisiera vegetar estos días plenamente, pero aquí está ella, omnipresente.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Ofensa implícita.

Tendremos gustos en común, pero aún así somos dos psicoclases muy, muy distintas.

Hace décadas superé la religión, las supersticiones (karma, mal de ojo), el temor a entidades ficticias (brujas, nahuales, aparecidos, santa muerte), la charlatanería (astrología, limpias, amuletos).

Respeto que creas en todo ello, pero compartirlo sería para mí, un vulgar retroceso.

sábado, 12 de octubre de 2013

Estrangulamiento.

¡Qué agobiado me siento! Ella es linda pero quiere que estemos TODO el tiempo juntos. Es como si no tuviera conciencia de que existe la individualidad. Está invadiendo todo el radio de mis actividades; se apropia de mi soledad, me roba mi tiempo.

Ve qué grueso está esto: tengo qué mentalizarme cada fin de semana que voy a visitarla. Porque ya lo veo más como un reto psicológico que como un evento lúdico o
placentero.

¿Qué bueno y tolerante soy? ¡De bueno no tengo nada! Lo que pasa es que me siento obligado. Verás, me recibe en su casa, es amable, hospitalaria; me invita a comer en su mesa. Le concedo tanta intromisión a mis límites porque de otro modo sería un ingrato.

No debería someterme ni ceder a la manipulación en aras del agradecimiento servil. Pero vamos, si alguien te hace un favor o es generoso contigo, quieras o no te obliga a ser indulgente. Y aquí entre nos: es horrible obligarte a ti mismo a hacer cosas que de momento no te apetecen. Se les pierde el gusto. Pero negarse tiene su cuota de cansinos reproches como represalia.

Es una persona un tanto difícil,
aunque no lo admita. Sobre todo atrabancada. Se va a los
extremos. Se torna irracional en cualquier momento: se pone agresiva o hace un puchero. La gente así de inestable es exasperante.

Pero en su mente ya somos como una pareja que casi vive en unión libre. Quiere aproximarse a eso.

Es mi culpa: yo permití que se me subiera al cuello.

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