¡Qué agobiado me siento! Ella es linda pero quiere que estemos TODO el tiempo juntos. Es como si no tuviera conciencia de que existe la individualidad. Está invadiendo todo el radio de mis actividades; se apropia de mi soledad, me roba mi tiempo.
Ve qué grueso está esto: tengo qué mentalizarme cada fin de semana que voy a visitarla. Porque ya lo veo más como un reto psicológico que como un evento lúdico o
placentero.
¿Qué bueno y tolerante soy? ¡De bueno no tengo nada! Lo que pasa es que me siento obligado. Verás, me recibe en su casa, es amable, hospitalaria; me invita a comer en su mesa. Le concedo tanta intromisión a mis límites porque de otro modo sería un ingrato.
No debería someterme ni ceder a la manipulación en aras del agradecimiento servil. Pero vamos, si alguien te hace un favor o es generoso contigo, quieras o no te obliga a ser indulgente. Y aquí entre nos: es horrible obligarte a ti mismo a hacer cosas que de momento no te apetecen. Se les pierde el gusto. Pero negarse tiene su cuota de cansinos reproches como represalia.
Es una persona un tanto difícil,
aunque no lo admita. Sobre todo atrabancada. Se va a los
extremos. Se torna irracional en cualquier momento: se pone agresiva o hace un puchero. La gente así de inestable es exasperante.
Pero en su mente ya somos como una pareja que casi vive en unión libre. Quiere aproximarse a eso.
Es mi culpa: yo permití que se me subiera al cuello.
Ve qué grueso está esto: tengo qué mentalizarme cada fin de semana que voy a visitarla. Porque ya lo veo más como un reto psicológico que como un evento lúdico o
placentero.
¿Qué bueno y tolerante soy? ¡De bueno no tengo nada! Lo que pasa es que me siento obligado. Verás, me recibe en su casa, es amable, hospitalaria; me invita a comer en su mesa. Le concedo tanta intromisión a mis límites porque de otro modo sería un ingrato.
No debería someterme ni ceder a la manipulación en aras del agradecimiento servil. Pero vamos, si alguien te hace un favor o es generoso contigo, quieras o no te obliga a ser indulgente. Y aquí entre nos: es horrible obligarte a ti mismo a hacer cosas que de momento no te apetecen. Se les pierde el gusto. Pero negarse tiene su cuota de cansinos reproches como represalia.
Es una persona un tanto difícil,
aunque no lo admita. Sobre todo atrabancada. Se va a los
extremos. Se torna irracional en cualquier momento: se pone agresiva o hace un puchero. La gente así de inestable es exasperante.
Pero en su mente ya somos como una pareja que casi vive en unión libre. Quiere aproximarse a eso.
Es mi culpa: yo permití que se me subiera al cuello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario