Jamás he sido ni seré buen
conversador. Pero sé que una buena charla consiste en un ameno intercambio de ideas y puntos de vista. No en una verborrea interminable, sin consideración alguna hacia el
receptor. Y no porque éste
tolere estoico la sarta de
trivialidades y asuntos de bajo nivel, hay qué arrojarle toda la inmundicia posible.
O son personas inconscientes
(solo les importa su charla a
costa de su interlocutor) o yo
soy muy cerrado. De cualquier modo, he entablado un vínculo con la gente equivocada, que gusta de hablar compulsivamente y yo, afín al silencio, aborrezco tal costumbre.
sábado, 25 de enero de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Entradas más leídas
-
Ignoro quién sea su autor pero esta imagen (o texto sobre fondo negro) resume la actitud que a veces estamos obligados a asumir. Sop...
-
I. Estoy en mi cuarto, escribiendo naderías en un viejo cuaderno en espera de que la batería del celular se haya recargado al 100%. Es un ...
-
Desde abril se han ido postergando los trámites y audiencias que ya tendrían que haber ocurrido para inicios de este octubre. El abogado pre...
-
Esta entrada es una apostilla a la anterior. Quiero aclarar que mi catarsis no proviene directamente de la enfermedad que consum...
-
Por puro ocio se me ocurrió teclear en la búsqueda de FB mis propios apellidos. El buscador de esa red social muestra resultados variados de...
No hay comentarios:
Publicar un comentario