5:22 PM.
Hará un par de horas que, mientras preparaba algo de comer, escuché de fuera un silbido conocido: era un sobrino de mi padre, que venía a buscarlo. Debo decir que toda esa familia, vulgar y neandertalesca (pero supuestamente sofisticada al tener suficiente ingreso económico) me es desagradable. Logró acceder a la unidad departamental después de un rato, para entonces tocar insistente la puerta, por decir lo menos; parecía que quería derribarla.
Jamás tuve la intención de abrir y atenderlo. En cambio sentí el impulso de salir y, como se dice vulgarmente, "romperle la madre", golpearlo como él golpeaba mi puerta. Ni la persona más inculta toca una puerta con esa altanería y prepotencia (si es tanta su urgencia, ¿por qué no le marca por teléfono?). Al cabo de un rato desistió de tocar y gritar, ya sea por algún vecino que le informó de la ausencia de su tío, o porque le haya marcado y aquél respondido.
Qué importa eso. A destacar es el impulso violento que su modo bruto de ser me provocó. Me visualicé abriendo la puerta, recetándole un "chingadazo" y advirtiéndole que no osara tocar mi puerta así. En ese orden. Me contuve por un debate interno entre esa hipotética lección de modales (el imbécil cree que su tío es el único que vive ahí) y la bajeza de interactuar con él. Finalmenté opté por condonar su falta (quizá en realidad jamás lo habría hecho). Además venía con una chica, posiblemente su novia, y el altercado habría sido poco
discreto si se hubiera puesto a gritar.
Que tampoco asumo que me habría impuesto. En igualdad de condiciones el resultado es incierto. Mi ventaja es que tengo mejor constitución y condición física.
En fin, que se impuso lo racional sobre lo agresivo. ¿Seré una persona violenta, a pesar de no haber consumado el hecho? En el pasado tuve mis exabruptos, que me beneficiaron haciéndome ver como alguien con quién tomar precauciones. Actualmente
tengo esporádicos pensamientos violentos que
jamás superan la esfera mental y son específicamente para con esa familia de sub-normales.
Bien pude hablar con él y demostrarle que su tío no se encontraba, suavizando de paso, mi tensa relación con ellos, que es lo que dictaría el contrato social. La verdad es que no tengo intención ni necesidad de "llevarnos bien". Eso no funciona con ese tipo de gente. Las bestias requieren
trato bestial, o al menos abierta hostilidad. Estoy hablando de una persona que hurtó el teléfono móvil de mi hermano, a pocas horas de fallecido; hablo de una familia que despotricó de mi fallecida madre, en su casa y en su mesa. Intentar un concilio con esa gente sería hipocresía y sobre todo, disociación.
Así que no ocurrió una cosa ni otra. Él se fue con el rostro intacto; y yo me quedé comiendo a disgusto.
jueves, 25 de septiembre de 2014
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