domingo, 27 de marzo de 2011

Andén solitario.

Jamás había visto un andén del Metro, vacío a las 3:30 PM. Me llamó la atención y tuve que documentar tan inusual fenómeno. Era la estación Instituto del Petróleo y regresaba a casa.


En sí es una insignificancia pero tiene un gran valor simbólico. Data del Domingo 20 de Marzo del 2011, el día posterior a la mejor noche de mi vida. La noche de la Superluna, el 19 de Marzo.

En esa estación solitaria, estaba pensando en tantas cosas...

martes, 15 de marzo de 2011

Ah... los días aciagos.

Detrás de una simple frase, que hace un par de días usé en Facebook para describir mi estado, se halla un cúmulo de problemas que me ocupan. Estoy a punto de quedarme sin empleo. No he recibido mi paga completa así que me he visto forzado a administrar mis recursos con más rigor. Luego este molesto dolor de muela, que debo aplacar con analgésicos a falta de un buen dentista que por el momento no puedo pagar.

Mis nuevos vecinos, horda de sub-humanos, se han adueñado de mi pasillo: ahora es su tiradero particular. ¿Razonar con ellos y explicarles las normas básicas del respeto a la propiedad ajena? Imposible.

Quería arreglar mi casa este año, pero es absurdo plantearse grandes planes cuando apenas se cuenta con lo justo para comer y pagar las cuentas. Me preocupa la puerta. La misma desde hace 20 años, está a punto de caerse a pedazos. Por cierto, cada vez que alguien toca a mi puerta, no puedo evitar agitarme un poco pensando que podría ser aquella stalker.

Mi computadora ya comienza a fallar, y sin ella quedaría prácticamente incomunicado. Y aunque soy más bien impopular, aprecio a los que componen mi cerrado círculo... a algunos más que otros.

Ya viendo mi problemática escrita, no me parece tan grave. Pero no dejo de sentirme limitado, adolorido, invadido, frustrado, preocupado y presionado. Y lo peor es que no estoy haciendo nada por remediarlo. Permito que las cosas me rebasen, contemplando cómo sobrevienen. Entonces me dedicaré a recoger mis propios restos, y lentamente me reconstruiré, para seguir viviendo en modo zombie.

Y no faltará el que me diga, con aires de sabiduría, que la vida es lo que se hace de ella, y yo tendré que agradecer su magnífica observación. Luego ese mismo u otro pasará a juzgar mi actitud pasiva para alimentar su ego, a lo cual deberé agradecer sumisamente por guardar las formas y no mandarlo lejos como se merece.

Sí, esto parece un lamento, pero no me engaño. Sé exactamente dónde se está el problema. Lo exterior es sólo una consecuencia.

jueves, 10 de marzo de 2011

5 pequeñas entradas.

—24 de Enero, 2011.

Neofobia.

Mi gama de emociones no es muy amplia pero hoy me siento un poco inquieto. Creo que es fastidio de la rutina, de hacer siempre lo mismo. No hay razón para quejarse de la monotonía; basta con hacer cosas distintas. El problema es me falta la audacia para buscar experiencias nuevas, lo cual me hace pensar si realmente existe la Neofobia. Peor aún, ni siquiera se me ocurre qué tipo de experiencia buscar (tan enfrascado me encuentro). Solo requiero dos recursos: el dinero y el valor. Aceptémoslo, se requiere un buen ingreso económico para llevar a cabo cualquier idea, no hablemos ya del espíritu aventurero.

Por mientras me conformaré con aprender a redactar bien, sirviéndome de este blog para practicar. No me librará del fastidio, pero es un propósito útil y realista. Lo otro queda pospuesto, fraguándose en mi inconsciente. A estas alturas pienso que los sueños pueden esperar.

—1ro de Febrero, 2011.

Año Nuevo Chino.

Por medio de una amiga (esa chica hermosa) me he enterado que en 2 días se celebra el Año Nuevo Chino. Y quiero tomarlo como una segunda oportunidad, porque desde el pasado 31 de Diciembre a la fecha, no he realizado ningún cambio en mi vida. No tengo grandes propósitos, sólo ser más constante. Por ejemplo, acostumbro hacer ejercicio, pero a veces tengo periodos de sedentarismo. También tiendo a desvelarme mucho y ya no leo con la misma regularidad.

Pues desde el 3 de Febrero seré fiel a mi rutina, procuraré dormir temprano y leer al menos un libro por mes. Ya sé, no son grandes propósitos pero sí un reto a mi voluntad y quizá hasta una vía de superación. Al menos seré mejor no seré tan peor persona de la que soy ahora.

—6 de Febrero, 2011.

La gran pregunta.

Los mediocres no deberíamos participar en redes sociales. No si queremos conservar algo de dignidad. Si hay un tema que evito tocar (en la red o el mundo real) es el laboral. Desafortunadamente es tema obligado en cualquier ocasión y es difícil evadirlo. Bastante humillante es ya enterarse del éxito ajeno, que el ser cuestionado sobre mi oficio inferior es ignominioso. Un amigo y antiguo compañero se ha atrevido a preguntarme al respecto; parece que no he dejado claro mi rechazo al tema.

Irónicamente mi austeridad económica me dejó algunos días sin Internet, dándome tiempo para formular una respuesta que no me comprometa; sería descortés ignorar su pregunta. Y como tengo la mala costumbre de responder cada publicación sería muy notorio si omito la suya. He notado que existe una especie de "lenguaje imperceptible" en ello. Por ejemplo, cuando algún usuario, para nosotros importante, responde todas las publicaciones excepto la nuestra, más allá de sentirnos ignorados, sentimos que algo anda mal. Nuestro ligero entusiasmo por obtener respuesta se esfuma reemplazado por una gran consternación.

¿A qué te dedicas ahora? Sepa, quien lea esto, que tan sencilla pregunta puede significar un serio jaque para un ente acomplejado.
Y aún no se me ocurre el modo de salirme por la tangente sin perder el estilo.

—7 de Febrero, 2011.

Un grato descubrimiento.

Esta mañana se me ocurrió pesarme en la vieja báscula (no me había pesado en 6 meses) y descubro que he subido 10 kilos, recuperando mi peso de antaño. Siempre he sido ectomorfo, pero veo que mi entrenamiento, casero y rudimentario a la Rocky 4, ha rendido sus frutos.

Aún hay galleta en este viejo de 31 años.

—18 de Febrero, 2011.

Cómo NO conseguir trabajo.

¿Cómo? Armado de complejos.

Mis primeros intentos por salir adelante siempre se vieron frustrados por el temor a situaciones nuevas o a no ser lo suficientemente capaz. Salir a conseguir trabajo fue siempre una experiencia áspera y desgastante. Ahora me es indiferente, pero un día, hace 7 años, escribí lo siguiente:

"...Ya iba mentalmente vencido. Así que cuando debí actuar resuelto, mi mente me traicionó. El miedo se me atravesó y durante el trayecto me inyectó desánimo con argumentos del tipo "...No tienes la capacidad, ahora te será más difícil que antes, no podrás hacerlo, no pierdas tu tiempo ni le arrebates la oportunidad a alguien que en verdad la merece, además podría resultarte peor. No te hagas el tonto..."

Incluso, apenas saliendo de casa, papeles en mano, sabía ya en mis adentros que ni siquiera me atrevería a tocar el timbre de esa fábrica horrenda. Al llegar ahí, me daría media vuelta o pasaría de largo, esperando que nadie notara mi intención frustrada de conseguir empleo ni mi temor, cuestionándome a mí mismo, ¿qué me pasó?

Hoy entendí que esto me sucederá siempre y cada vez que lo intente, pero no me resigno a la frustración ni logro aceptarlo del todo; aún añoro la posibilidad de un cambio..."


miércoles, 9 de marzo de 2011

Infundiendo esperanza.

Es incongruente que alguien como yo dé consejos, pero eso no importa mientras se pueda ayudar a otros. De hecho, creo que esa ayuda es más valiosa porque proviene de la empatía, no de la vanidad. Pero, como se dice comúnmente, lo importante es el mensaje, no el mensajero.

Lo siguiente se lo dediqué a los usuarios de un foro, en Noviembre del 2008:

–¿Se rinden tan fácil?

Espero que para cuando escriba esto no sea demasiado tarde y lo tomen en cuenta:

Pensarán que no comprendo por lo que están pasando. Pero todos ustedes se encuentran en la mejor etapa de su vida. En el fondo ustedes quieren vivir. Lo que no quieren es sentirse mal. Pero que aún sigan aquí es una ventaja, y habla bien de ustedes, porque quiere decir que aún no se han dado por vencidos del todo. Ahora son conscientes de que la vida no resultó ser como esperaban. Y ustedes se sienten impotentes ante ella, que no pueden cambiar su situación, e incluso cada día están y se sienten peor. Ya intentaron soportarse en Dios, y no funcionó. Y siempre que le confían a alguien lo que les pasa, sólo reciben un: "!Pus échale ganaaas...!". Todas las palabras bonitas suenan ya vacías. Y cada día que viven les pesa como una loza, porque ya saben que al día siguiente les espera lo mismo.

Y entonces ustedes contemplan el suicidio, convencidos de que no hay otra salida... Eso cualquier cobarde lo hace. Pero ustedes no lo son, puesto que, con todo lo que están pasando, siguen aquí. Es un buen momento para uds, porque la vida los ha puesto de rodillas y en una situación en la que pueden elegir: 1) O "terminan el viaje" y lo interrumpen, o 2) Aceptan el reto que la vida les ha puesto enfrente, luchan por ustedes mismos y se reconstruyen. Yo digo que elijan lo segundo. Sé que no es cosa fácil, y que escuchar esto genera desánimo. Pero si ya han pasado por tanto, si ya la vida se ha ensañado con ustedes tanto, si se ha perdido todo... ¿Qué pueden perder ya? Piénsenlo.

Y vean también lo fuertes que son: Por cuánto dolor han pasado, cuántas adversidades los han atravesado, y sin embargo... siguen aquí. La vida no ha podido con ustedes. Es más, ustedes no se han dado cuenta, pero una vez que atravesaron por una situación terriblemente dolorosa, ustedes se volvieron más fuertes. Sé que no lo ven así, pero si volvieran a enfrentar las mismas situaciones, ya no resultarían tan devastadoras; esa fortaleza interior se haría presente en el momento justo. Ustedes son Guerreros Caídos, pero no vencidos. Las caídas son aprendizaje y sirven para levantarse. Por eso dijo un filósofo (Nietzsche): "Aquello que no nos mata, nos hace más fuertes".

Hay otra frase (no recuerdo el autor) que dice más o menos así: "Comprometerse o morir". Es donde se encuentran ustedes, en una etapa en la que pueden elegir "la salida fácil", le ponen fín al asunto y termina todo. Pero si eligen vivir, deben comprometerse, no con la vida, sino con ustedes mismos. Luchar por ustedes, sacarse adelante, y ¿porque no?, desafiar a la vida y ponerse a prueba de nuevo.

¿Que no tienen la voluntad? Si la tienen, pero está dormida y deben activarla de nuevo. Deben obligarse a sí mismos, porque nadie lo hará por ustedes. Comiencen por lo pequeño: levantarse temprano, hacer ejercicio, salir a caminar, a entablar de nuevo contacto con la gente, aunque resulte incómodo. Toman aire, se relajan, y se dicen a sí mismos: "No quiero estar así, ya me cansé de vivir así. Hoy, voy a realizar esto (lo que ustedes elijan), a fin de cuentas ya no tengo nada que perder". Talves esto no garantice que se sentirán mejor, pero deben empezar por algo, para despertar su voluntad, poco a poco. Infórmense en internet: Resciliencia, Tanatología, Crisis del Cuarto de Vida, etc.Esto es lo que deben hacer en el mundo exterior (bueno, es lo que yo les sugiero).

¿Que no se sienten capaces de llevar a cabo algo? Que se sientan incapaces no quiere decir que lo sean. Antes de dar algo por hecho, inténtenlo. Eduquen su mente, no permitan que se dispare. A veces la mente es nuestro peor enemigo y justo cuando queremos salir adelante, nos inspira ideas pesimistas y negativas. Practiquen algún tipo de meditación, aprendan a cuestionar sus temores, no cedan ante ellos, desafíenlos. Aprendan a ver las cosas en su justa proporción, sin magnificarlas. Adversidades realmente fuertes son pocas en la vida y pasan pronto. Reflexionen que no es tan importante lo que nos pasa, sino el significado que le damos. Eso es lo que sugiero que podrían hacer en el interior. Y asi, cada vez que la vida les ponga una adversidad enfrente, en vez de asustarse, vencerse y ceder, la aprovecharán para crecer internamente.

Yo sé que no importa cuando diga aquí, es insuficiente; los consejos rara vez sirven, son vagos y ligeros, y a fin de cuentas solo palabras. Pero créanme que lo he escrito con la mejor intención, tratando de ofrecerles alguna idea que pudiera servirles. Recuerden que antes que nada, solo se tienen a sí mismos y si no se levantan, nadie lo hará por ustedes. Y al final todos nos levantamos porque somos Guerreros.


***

Hasta me desconozco; debería seguir mis propios consejos. Definitivamente era otro cuando escribí esto.

viernes, 4 de marzo de 2011

Segundo duelo.

Hoy me permitiré escribir sobre una pérdida a efectos de intentar reacomodarla en mi mente y equilibrar mis emociones. El detonante fue una fotografía que reavivó todas esas emociones que creí superadas. Resulta una sacudida emocional el volver a conscientizar la pérdida de golpe, pasado un tiempo. Eso que era tan importante para nosotros... ¡ya no está!

Sin embargo, ahora que ha pasado tiempo puedo hablar sobre esto con un poco más de frialdad. Fui ingenuo al pensar que el duelo estaba hecho y que esas oscilaciones emocionales eran solo reminiscencias. Creí que bastaría con escribir sólo una vez sobre esto para superarlo. Pero el mundo interior es más complejo y un duelo no se resuelve en poco más de mil palabras.

Este segundo duelo conlleva el reconocimiento a quien estuvo ahí en mis peores momentos, sin juzgarme ni exigirme nada. Con su compañía y amistad se ganó todo mi afecto. Y no puedo permitir que no quede alguna referencia o recuerdo suyo; de otro modo sería como si nunca hubiese existido, pues en 13 años fue mi único y más cercano amigo. A su vez, en ese tiempo nadie estuvo a su lado mas que yo.

En mis anteriores soliloquios, nunca le dediqué unas palabras. Ni siquiera le mencioné. Absorto en mi estúpido ego, no le escribí sino hasta que murió, pero no importa cuánto le escriba ahora, mi deuda es infinita. Su compañía mantuvo a salvo mi alma, y su muerte me cambió para siempre. Y aunque soy devoto suyo en mi corazón, con mis hechos traicioné de forma irreparable nuestro vínculo sagrado. Rebasado por la situación, opté por una resolución que puso en entredicho mi lealtad. No así él, que confió ciegamente en mí hasta su último momento. Y aquí es cuando las emociones comienzan a superarme, y me maldigo por lo que hice.

¿Cómo reparar un daño así? Es imposible. Y no tengo siquiera la oportunidad de ofrecerle una disculpa. Tal es mi condena, bien merecida: ese descalabro emocional que quizá sufriré de por vida. Al recordar esos últimos días me siento embestido por una avalancha emocional. Días desesperados, de impotencia, llanto y odio a mí mismo. Ahí es donde las emociones rebasan mi razón. Nunca sabré con certeza qué causó su enfermedad, pero pude salvarlo si no hubiese adoptado una actitud apática. Si supuestamente era un pilar fundamental de mi vida interior, ¿por qué lo dejé ir así? Bien pude haber actuado y ahora no estaría escribiendo esto. Me he sentido tentando a indultarme apelando a un acto de inconsciencia, lo que sería un tramposo eufemismo. El término apropiado es traición, la más vil traición que he cometido jamás. Ahí estuve con él, pero no hice nada por ayudarlo.

Las almas solitarias valoran la vida de forma distinta. Cosas tan familiares para la mayoría, al solitario le parecen lejanas; lo que la masa desdeña, el solitario atesora y con ello se hermana. Su mundo tan ajeno al del resto se compone de elementos únicos, insustituibles. Si alguno de estos elementos desaparece por causas naturales, lo aceptará; si le es arrebatado, se enardecerá y luchará por recuperarlo. Pero si él mismo ha contribuido a su desaparición, habrá atentado contra su propia alma y quedará internamente quebrado. Esto es algo que no puede expresar porque en la Torre de Babel de su limitado entorno no hallará mas que incomprensión.

De modo que traicioné mi mayor afecto, y he de vivir con eso. Mi soledad le añora y evoca con dolor. Un dolor que no puede ser aliviado con paliativos externos, sino con escritura y trabajo interno. Le doy la cara y espero superarlo algún día.

Sin importar el grado de infortunio, siempre hay algo por lo cual seguimos adelante. A los ojos externos puede ser nada, pero para nosotros es importante. No importa si se encuentra fuera o dentro de nosotros, finalmente es un móvil. Nos hace levantarnos aunque nos falte la fuerza. Nos obliga a resistir a la derrota; nos impide renunciar. Hubo muchos amargos despertares, días que caían sobre mí con toda su desventura. Días en los que coqueteé con la muerte, pero que libraba por ese único y pequeño aliado. En mi vida en ruinas había después de todo, algo valioso.

Pocos permanecen junto a nosotros cuando la mayoría se ha ido.

PD: El título del post tiene doble interpretación. La primera se refiere al pesar por la muerte. La segunda, al combate contra las propias emociones. Ambas tienen sentido, porque no se trata de trascender un evento difícil; este ya ha sucedido y se encuentra en el pasado. Se trata de vencer la afección que nos produce su recuerdo.

Entradas más leídas