miércoles, 8 de junio de 2011

Mi gran amigo.

Podrá ser demasiado anteponer tu amistad a la de cualquier ser humano. Pero estuviste conmigo durante 13 años y tu naturaleza te impedía juzgarme o despreciarme, lo que no puedo decir de mis congéneres. Es la verdad. Me permitías expresar un cariño que ahora debo refrenar.


Definitivamente has sido mi mejor amigo. En el colmo de mi intratable personalidad admito que no he tenido mejor compañero que tú. Acepto tu pérdida, pero no sus causas (mantengo ciertas sospechas sobre las causas de tu enfermedad, pero esas me las guardo). Esperaba que fuese de manera natural, no consecuencia de mi descuido y desidia.


A veces te sueño... y confieso que despierto llorando. Mi propio llanto ahogado me sorprende; tu pérdida me afectó demasiado. ¿Será estrés postraumático? No estoy seguro. Después de un año me sigue acompañando aquél sinsabor de esos últimos días. Esa herida es mi castigo por no actuar con prontitud, un daño irreparable que jamás superaré.


Recuerdo cuando te cargaba frente al espejo y parecías observarnos a ambos. Me hace pensar que podías auto-reconocerte, que tenías alma, conciencia. ¿Cómo era el mundo a través de tus ojos? ¿Eras feliz aquí? Realmente eras como un niño, me alegrabas y otras veces me hacías enojar también. Y te reprendía como si fueras capaz de entenderme.


Todavía conservo tus recipientes y algunos paquetes de comida. Me duele deshacerme de ellos porque son un recuerdo tuyo, pero no es sano conservarlos por más tiempo. No tiene sentido, ya no los necesitas. Y no pienso reutilizarlos porque eres insustituible.


Es increíble que ya ha pasado un año. Te extraño y te extrañaré siempre.

domingo, 5 de junio de 2011

Recuperar el sentido.

"Nada fuerte y bello se logra cuando alguien ha sido lastimado en su dignidad."

Joan García.

Quizá ha sido muy absurdo aspirar a cosas que mi entorno y forma de ser me niegan. Pero pudo más la sed de experiencia que el dominio sobre el deseo. Quiero pensar que ha valido la pena romper con mis limitaciones en busca de nuevas experiencias. Sin embargo esta tentativa ha sido dolorosa y no sólo para mí.

En el camino he lastimado a muchas personas. Siempre llevaré en mi conciencia el dolor que he causado a otros con mi torpeza e insensibilidad. En su momento me disculpé, pero eso no resuelve nada. Ofrecer disculpas es un engaño para aplacar el cargo de conciencia, pero no repara ni alivia el dolor ajeno.

Uno dice resignarse a cierta condición, pero sólo conscientemente. En el inconsciente yace el deseo, dispuesto a surgir ante el menor cambio de circunstancias que ofrezcan una oportunidad. Pero, incluso cuando las circunstancias son propicias, uno se queda inmóvil: le frena el temor a la vez que le consume el anhelo.

Si en esta lucha vence el anhelo, nos entregamos a una serie de experiencias cuya novedad puede llegar a ofuscarnos. Nos sentimos diferentes y, arrastrados por las nuevas emociones, creemos que todo es muy fácil y no habrá complicaciones. Por fin nos es accesible ese distante universo y nos rendimos a él.

Entonces la euforia se desploma y cede a la realidad: este universo de emociones dura poco y tarde o temprano surgen las dudas, los conflictos. Y uno vuelve a ser el mismo. Apagado, pasivo, minúsculo. Aquella vivencia fugaz se convierte en recuerdo; del recuerdo pasa a ser algo onírico, y finalmente dudamos que haya sucedido.

Queda retomar el camino con ese andar discreto. Volver a la soledad y observar silencioso. No involucrarse con nadie hasta aprender a no dañar. Evitar arrojarse ansioso a los casuales ofrecimientos de la vida. Madurar y dejar de intentar compensar con 32 años, las privaciones de la juventud.

"Vive y dejar vivir".



miércoles, 1 de junio de 2011

Lo que queda...

Desde que conscientizé su indiferencia, aquella experiencia se tornó irreal para mí. No es ya como un recuerdo, sino como un producto de mi imaginación. Mi mente le restó realidad a ese hecho que en verdad ocurrió.

Sé que es un hecho real por las evidencias físicas, objetivas. Sin embargo mi mente lo invalida como hecho real e interpreta como imaginario. Trasladó el evento a la parte que almacena las fantasías, no la memoria (que por cierto falsea todo en el proceso y mucho de lo que almacena es difuso).

No sé por qué mi mente hizo esto. Me gustaba recordar aquello como algo real.

Entradas más leídas