Este medio es propicio para expresar nuestro desacuerdo sin empacho; el problema es que, viscerales por naturaleza, lo hacemos frecuentemente con cierta dosis de rencor. Lo hemos convertido en una tribuna para externar todo lo malo que llevamos dentro.
Incluso a veces me da la impresión de que es algo cíclico. Hay temporadas en que la gente anda de mal humor. O será que uno está particularmente susceptible a eso, lo que da la impresión de un encono generalizado: miles de personas proyectando su negatividad, contaminándose mutuamente, denigrando e ironizando, como si eso les engrandeciera. De ahí mi repulsión por las redes sociales.
No es que sea nuevo en esto; tan solo me había desacostumbrado. Quizá mi ausencia estos meses fue benéfica, pues me alejó de esta atmósfera, que puede llegar a ser enfermiza.
Incluso a veces me da la impresión de que es algo cíclico. Hay temporadas en que la gente anda de mal humor. O será que uno está particularmente susceptible a eso, lo que da la impresión de un encono generalizado: miles de personas proyectando su negatividad, contaminándose mutuamente, denigrando e ironizando, como si eso les engrandeciera. De ahí mi repulsión por las redes sociales.
No es que sea nuevo en esto; tan solo me había desacostumbrado. Quizá mi ausencia estos meses fue benéfica, pues me alejó de esta atmósfera, que puede llegar a ser enfermiza.
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