lunes, 23 de diciembre de 2013

Balance anual.

Me puse a leer mi diario de hace un año. Creo que mi estado era deplorable comparado al actual... o quizá deplorable en otro sentido. Ahora tengo más confianza, me siento más conectado con la vida, recuperé parcialmente mi identidad digital y físicamente he mejorado un poco (subí de peso).

Pero he descendido un mundo de pleitos, indirectas, humillaciones; he perdido mi libertad. Y de la melancolía de hace un año me he desplazado al fastidio y las pequeñas pero constantes implosiones de ira.

Jamás debí involucrarme con "S". Debí dejarme morir de inanición hace un año o mucho antes. Tan solo pasé de un cuadro de complicaciones a otro. Cuando menos antes era solo yo lidiando con mi situación, y lo que me pasaba no afectaba ni importaba a nadie. Yo de un lado y el mundo del otro. Ahora debo informar mi estado, ideas e iniciativas, restringir mis de por sí pocas amistades, soportar chantajes, manipulaciones y otras mezquindades.

¿Y para qué? He dejado de escribir, de pensar, de caminar para mí (ahora mis caminatas en solitario tienen un compromiso, un destino que no es mío). Extraño ser sombra. Hoy debo fingirme humano en situaciones que no soporto, traicionando mi esencia.

¿Qué gano con eso?

domingo, 8 de diciembre de 2013

Cuervos.

Si alardean es solo por aparentar. Pero en el fondo saben que la razón no les respalda, y eso les cala como astilla en el cerebro, lo que explica esos brotes de arrogancia histérica.

No por salir impunes del perjuicio que causan vivirán mejor ni serán mejores personas. Son como una tara genética, que se transmite con cada generación. En este caso la tara no es genética sino intelectual, de valores. Seguirán con su vida de gritos, golpes y ofensas. Esa gente se perjudica más a sí misma que a los demás.
Genera su propio veneno y se intoxica con él.

A veces pienso que este mundo es de los mezquinos, los
vengativos, los que toman ventaja sin miramientos. Si una persona íntegra comienza a destacar, aquellos le meterán el pie.

Pero creo que es mejor esforzarse por marcar la diferencia, que sumarse a esa humanidad a pique. Lo dijo José Ingenieros: "el hombre superior se encumbra en la misma medida en que se degrada su entorno". Eso no te garantiza el triunfo sobre la gente nociva, pero tendrás la satisfacción de no formar parte de ella.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Carroñeros.

Esos entes no están realmente unidos. Están juntos por las razones incorrectas; no los une el verdadero cariño ni la complicidad sincera. No están unidos; están aliados, cual aves de carroña que solo se congregan para picar lo que encuentran, pero no se sienten hermanadas con su especie.

Jamás han experimentado un sentimiento real en su vida. De ahí que les sea tan fácil la ofensa, el agravio. Porque no valoran nada y no tienen nada.

Creen aparentar superioridad y fortaleza. Pero sus actos, reflejo inequívoco de su estado interno, demuestran cuán deplorable es éste.

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