Esos entes no están realmente unidos. Están juntos por las razones incorrectas; no los une el verdadero cariño ni la complicidad sincera. No están unidos; están aliados, cual aves de carroña que solo se congregan para picar lo que encuentran, pero no se sienten hermanadas con su especie.
Jamás han experimentado un sentimiento real en su vida. De ahí que les sea tan fácil la ofensa, el agravio. Porque no valoran nada y no tienen nada.
Creen aparentar superioridad y fortaleza. Pero sus actos, reflejo inequívoco de su estado interno, demuestran cuán deplorable es éste.
sábado, 7 de diciembre de 2013
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