lunes, 24 de agosto de 2020

Estar en paz.

El solo comenzar la semana ya contiene la amenaza velada de algún incidente incómodo. Esa sola posibilidad me predispuso a un estado ansioso, no a la ansiedad en si, sino a, reitero, una mera predisposición. Sabía que dentro de poco la ansiedad llegaría, así que me adelanté tomando el cochino ansiolítico. No me equivoqué. Quizá veinte o treinta minutos después habló el abogado y, no debería extrañarme, ya exhibe modos hostiles (qué rápido se desvaneció la cordialidad inicial). Analizando mi caso se dio cuenta que era más complicado de lo que supuso, lo cual (conjetura mía) le molestó. Fue una conversación breve pero incómoda. 

Para colmo mi novia (no falla nunca) me hizo una observación acotando que, tanto anteriormente como en lo sucesivo, todo mal resultado ha sido y será por mi causa. Total que este maldito día no inició nada bien, y eso que para cuando la llamada se dio el ansiolítico ya había hecho efecto. De otro modo me habría sentido mucho peor. No debí confiar tanto en él, y no puedo aumentar la dosis porque mi reserva es limitada y más de 5 mg solo producen somnolencia.

Me cuesta un trabajo increíble, de verdad pesado, fingir sosiego. Intento que no se me note el mal humor. Cada vez que mi novia voltea a verme o entra al cuarto trato de poner buen semblante y responder en buen tono sus comentarios y ocurrencias casuales sobre temas random. Como que después de estos pequeños roces intenta compensarlos con amabilidad, actitud que me resulta chocante. Que una persona te tire mierda para después animarte y después volver a tirar mierda es fastidioso. Pienso que una persona antagónica debería serlo de forma sostenida, y no alternar sus episodios de inquina con otros de cordialidad.

Maldito inmueble que solo me ha causado descalabros y pérdidas. Maldita mi cobardía que me frena a cercenarme la aorta, arrojarme a las vías del metro, qué se yo. A estas alturas que mierda importa el método mientras se consiga la paz y la libertad. Estar en paz. No es una aspiración fantasiosa ni una ambición desmedida. Me parece una búsqueda legítima.

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