domingo, 16 de agosto de 2020

Ahí vamos...

Es oportuno un resumen de ciertos cambios ocurridos a principios de este mes. Hice un cambio abrupto de asesores que por tres años me ayudaron con el intestado que se requiere para solicitar el desalojo de los inquilinos que ahora habitan mi inmueble. Resulta que todo se pudo hacer más rápido pero estos abogados parecían prolongar deliberadamente el proceso. Tengo que reconocerle a mi novia la resolución de cambiar de abogados y fue ella quien dio con unos que tienen más ánimo de trabajar.

Despedir a los abogados anteriores fue algo incómodo y reconozco que no lo hice de la mejor forma, de hecho fue algo cobarde, amputando nuestra relación mediante un correo electrónico en el que les agradecía por su ayuda estos años, omitiendo las verdaderas razones de mi decisión: su apatía para llevar mi caso, a la vez que su exigencia puntual de su iguala (que yo sepa, el que paga es el que tiene derecho a exigir, no al revés). Me ofrecieron una alternativa, que ya no respondí porque sólo conducía de nuevo al bucle de desesperanza, estancamiento y sobre todo, pérdida de dinero. Me costó trabajo escribir ese correo por querer plantear el despido en buenos términos, pero mi novia (evidentemente ella es la de los cojones en esta relación) me dijo que no debía tener consideración para con ellos ante su indolencia.

En fin, nuevos abogados, nueva etapa. Las primeras dos entrevistas en su despacho duraron una hora. Cosa curiosa, siento que en esas dos sesiones ya habíamos charlado más con ellos que con los abogados anteriores. Aquellos básicamente sólo nos citaban para estirar la mano esperando recibir su iguala. Bastaron esos encuentros para comenzar a detectar los focos rojos que no vimos en los asesores que contratamos primero. Como los que escapan de una secta y no veían todos los atropellos mientras eran cautivos.

Me siento más optimista pero sin dejarme llevar por el entusiasmo. De hecho, se viene, otra vez, una serie de audiencias espantosas como las de hace tres años. Mi perspectiva es hallarme más entero para enfrentarlas. Creo que entonces debí ahondar más en todo lo que fue ese proceso, pero era muy penoso narrarlo, era algo en lo que no quería pensar y decidí llevármela relax en vez de analizar todo lo ocurrido. Pero de haberlo descrito creo que habría sido de ayuda para cualquiera que, como un servidor, se halla de repente en terreno desconocido, en completo estado de indefensión. Por lo menos ya tengo detectada mi propensión a los ataques de pánico. Tengo que comenzar a atacar eso.

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