jueves, 8 de diciembre de 2011

Más incertidumbre.

Llevo días formulando en mi mente algún mensaje con motivo de Año Nuevo para mis contactos y conocidos, pero nada se me ocurre. No quiero ser el mensajero de las clásicas felicitaciones tipo «Feliz Año Nuevo, que todos tus sueños se cumplan».  Ese es el tipo de mensaje vacío que todo mundo comparte y agradece por compromiso. Pocos se toman el tiempo de redactar algo sincero; prefieren emitir la felicitación de cada año de forma mecánica y no romper con la costumbre.

También estoy contabilizando los pros y contras de este año. En términos coloquiales sólo puedo decir que salí bien librado. No gané ni perdí, aunque siento que me he «ablandado» emocionalmente. Me volví más aprensivo y nostálgico; supongo que es la edad.  Soporté muy bien las adversidades porque alguna resistencia he desarrollado con los años y ahí me anoto un triunfo. Pero sé que peores infortunios están por venir y no estoy listo.

Podría decir que la vida ha sido condescendiente conmigo, pero dejará de serlo pronto.

He pensado abandonar definitivamente mi «vida» en las redes sociales, pero aún no estoy seguro. Me fijé Diciembre como plazo, y no «sobrevivir» este año. Mucho de lo que comparto en ellas es insustancial, dado mi carácter poco expansivo. A su vez, he dejado entrever detalles personales que me colocan en una situación incómoda, y no me gustan las preguntas de ese índole, obligadas en un medio justamente diseñado para darse a conocer.

A veces coqueteo con la idea de dejar de escribir. Siempre he tenido la sensación de que lo que escribo es absurdo y ridículo. Es decir, hay en mi «estilo» un halo de imbecilidad. Impregna cada párrafo, por lo que ya no me satisface del todo escribir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas más leídas