Ayer me di una «escapada» a casa. Todo estaba como es habitual y eso apaciguó mi angustia. Pero al regresar ocurrió un incidente estúpido. Encontré a «S» intentando entrar a su casa sirviéndose de una escalera para acceder al interior desde el espacio de un vidrio faltante arriba de su puerta. Dijo que llevaba más de una hora tocando y esperando que yo abriera pues creía que yo estaba dentro. Ocurre que ella y su madre suelen salir por las mañanas y siempre regresan tarde. Yo confiado en esa circunstancia llevé a cabo mi escapada con la certeza de que llegaría antes que ellas. Pero no sucedió así. Para colmo (y he aquí lo estúpido) ninguna de las dos tenía llave de la entrada ¡de su propia casa! Tres juegos de llaves y resultó ser el mío el único con llave al interior. Es tan estúpido que sea el huésped, el intruso, el poseedor de la llave más importante. No sé cómo lo hacen, pero estas personas tienen la capacidad de generar circunstancias adversas de las que pueden achacar culpabilidad a los demás.
No entraré en detalles posteriores a eso (fue un momento tenso), pero le devolví de inmediato la llave a «S» y tuve que ofrecerle una disculpa a su madre.
A raíz de ese incidente «S» ha asumido conmigo una actitud de «te he descubierto», como si hubiese cometido yo el terrible crimen de regresar a mi casa por al menos una hora. Peor aún, me confesó que un amigo suyo me vio hace tiempo en la calle con una mochila, dando a entender que yo suelo «huir» a mi casa en su ausencia hurtándole cosas. Si bien aprovecho esas ausencias para mis actividades en solitario (que me son vitales) me parece ofensivo que se le adjudiquen malas intenciones a mi proceder que confieso, es hermético. Le respondí que en efecto, coincidí alguna vez con aquel amigo suyo y sí, fui a mi casa e insistí que no veía nada malo en eso. Pareciera que «S» pretende que yo me defienda de la acusación dándole cuenta de todo lo que hago para así someterme voluntariamente a su control... lo cual por supuesto no pienso hacer (no cederé en esta última resistencia). Le dije además, que en todo caso, puede ella verificar su dinero y pertenencias.
Me he puesto a pensar que no había sido blanco constante de tantas falsas acusaciones hasta que me introduje en el círculo «social» (¿merece eso la categoría de «social»?) de «S». Al inicio de nuestra relación parientes suyos dijeron que yo consumía drogas. Semejantes acusaciones no deberían pasarse por alto. No me refiero a encarar a cada espécimen que diga algo así de mi persona. La gente gusta de hablar de otros la mayoría de veces para mal, pero hay una línea que no debería tolerarse. Si mi auto-estima estuviera calibrada en su justo lugar, me habría largado hace tiempo, sin explicaciones ni pretextos, como haría cualquier individuo con un mínimo de entereza.
Pero sigo aquí, aceptando cada calumnia, cada humillación y cada desprecio. Añorando mi casa, mi soledad, mi libertad.
No entraré en detalles posteriores a eso (fue un momento tenso), pero le devolví de inmediato la llave a «S» y tuve que ofrecerle una disculpa a su madre.
A raíz de ese incidente «S» ha asumido conmigo una actitud de «te he descubierto», como si hubiese cometido yo el terrible crimen de regresar a mi casa por al menos una hora. Peor aún, me confesó que un amigo suyo me vio hace tiempo en la calle con una mochila, dando a entender que yo suelo «huir» a mi casa en su ausencia hurtándole cosas. Si bien aprovecho esas ausencias para mis actividades en solitario (que me son vitales) me parece ofensivo que se le adjudiquen malas intenciones a mi proceder que confieso, es hermético. Le respondí que en efecto, coincidí alguna vez con aquel amigo suyo y sí, fui a mi casa e insistí que no veía nada malo en eso. Pareciera que «S» pretende que yo me defienda de la acusación dándole cuenta de todo lo que hago para así someterme voluntariamente a su control... lo cual por supuesto no pienso hacer (no cederé en esta última resistencia). Le dije además, que en todo caso, puede ella verificar su dinero y pertenencias.
Me he puesto a pensar que no había sido blanco constante de tantas falsas acusaciones hasta que me introduje en el círculo «social» (¿merece eso la categoría de «social»?) de «S». Al inicio de nuestra relación parientes suyos dijeron que yo consumía drogas. Semejantes acusaciones no deberían pasarse por alto. No me refiero a encarar a cada espécimen que diga algo así de mi persona. La gente gusta de hablar de otros la mayoría de veces para mal, pero hay una línea que no debería tolerarse. Si mi auto-estima estuviera calibrada en su justo lugar, me habría largado hace tiempo, sin explicaciones ni pretextos, como haría cualquier individuo con un mínimo de entereza.
Pero sigo aquí, aceptando cada calumnia, cada humillación y cada desprecio. Añorando mi casa, mi soledad, mi libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario