miércoles, 26 de agosto de 2020

Sueños fracturados.

 Tuve un sueño incómodo, melancólico y desconcertante. El inicio tiene algo chusco. Estaba en casa de mi abuela, pero no iba a visitarla a ella. En su casa vivía Devon Larratt ( el armwrestler ¿¿??) y su familia. Resulta que la estaban rentando y eran buenos anfitriones. Mi hermano y yo fuimos bien recibidos, tanto, que la amabilidad de los Larratt le resultó asfixiante a mi hermano. Así que cuando salieron de paseo (insistieron en que nos quedáramos y cerraron por fuera) mi hermano decidió escapar y me dijo "yo ya me voy", saliendo por la puerta trasera. Antes de irse le pregunté "los Larratt ¿a quién le rentan?" Mi hermano respondió que a mi abuelo.

Decidí entrar al baño pero la ventana abierta me hizo sentir expuesto por el edificio que fue construido al frente. De pronto algunos familiares irrumpieron en la casa, incluso el baño. Hablaban alrededor de mi pero no interactuábamos. Aproveché para salir de la casa y toda la familia estaba en el patio. Toda, no faltaba nadie. Tíos, primos y nuevos miembros a los que ya no conozco. Tuve que recorrer el largo patio de camino a la puerta principal. En el trayecto solo intercambié un diálogo (no recuerdo sobre qué) con mi primo Iván, el único que no me ignoró.

Pero yo tampoco tenía disposición a hablar con nadie, de hecho asumí una actitud displicente y evasiva. Fue emocionalmente doloroso caminar entre todos mis familiares, porque por un lado sé que hay cariño mutuo pero de algún modo me siento marginado y la relación parece irreparable por mi distanciamiento de años. Finalmente llegué a la salida ignorando a una prima y un tío (su padre). Al abrir ella puso cara de asombro y mi tío solo me observó mientras platicaba con alguien más. Salí.

Ya en la calle decidí caminar al metro pero me sentía muy pesado y lento, como es común en los sueños justo cuando quieres huir. Mi tío me alcanzó y traba de hablar conmigo sobre mi actitud pero sin reprocharme nada sino tratando de entenderme. Caminaba al parejo a pesar de su edad mientras yo trataba de ganar distancia pero era imposible. Su intento de charla comprensiva estuvo a punto de persuadirme y a punto de bajar la guardia, desperté.

* * *

Desde que comencé a tomar el ansiolítico he tenido sueños desagradables que me dejan una impresión amarga. El que no sean nada reconfortantes me hace cuestionar si debo etiquetarlos más bien como pesadillas. Excepto por el detalle chusco de Devon Larratt (he visto varios de sus combates, de ahí que haya aparecido) estos sueños son tortuosos. Lo que más me martiriza es que incorporan a vivos y muertos. Al inicio del sueño estoy con mi hermano, que murió hace doce años. Luego hablamos de la abuela, fallecida hace diez años, y mi abuelo también, pero en el sueño lo mencionamos como si siguiera vivo, aunque murió hace dieciséis años. Me queda suponer que esto es reflejo de duelos inconclusos.

Luego, la ventana. Es real que frente a la casa de mi abuela construyeron un edificio hace más de veinte años. Pero después de la muerte de mi hermano no volví a esa casa. El caso es que ese edificio significó para mi una irrupción al ambiente en casa de mi abuela, al ser de repente observados casualmente por extraños de un edificio que vino a romper con el equilibrio del entorno. El patio, otrora un espacio en el que me sentía seguro, se arruinó. Y afuera, como la calle es pequeña, en poco tiempo se generó un caos de autos estacionados y una pugna surrealista por un lugar dónde estacionarlos. 

La reunión en el patio requiere poca explicación. Es obvio que refleja mi auto marginación de la familia. Mi fracaso me hizo alejarme porque cada reunión ya era insoportable. Aunque nadie me dijera nada, yo me sabía roto, y el trato condescendiente, lejos de confortarme, evidenciaba que ya no formaba parte de ellos. Desde entonces me siento menos. A la fecha vivo con temor de toparme casualmente con algún familiar. A veces esas cosas pasan. ¿Y qué le diría? Me acorralaría enseguida y no podría fugarme como en el sueño. Mi actitud defensiva, efectiva en el sueño, en la vida real sería idiota. El único que nunca me juzgó con dureza fue mi primo Iván, quien jamás aludió a mi estado enjuto en una época en que apenas tenía dinero para comer. Por ende, con él me sentía más a gusto, o menos cohibido.

Mi tío es al que más le temo, porque tiene una visión estricta de cómo deben ser las cosas: debes superarte y tener un título, de otro modo eres un fracasado. Alguna vez (hace veinte años) lo escuché expresarse mal de mi, pero también se expresó mal de otros familiares, ostentando superioridad moral o "profesional" según el caso. Su charla siempre tendió a lo grandilocuente y a una dinámica petulante en la que se ponía a dar consejos no pedidos. Ya lo mencioné en otra entrada. Si quiero evitar un encuentro familiar, es con él.

Toda mi impotencia, mi incapacidad, se magnifican en esos sueños. Me arrojan todos los estados negativos y los amplifican tanto, que despierto abatido y roto. Ya bastante tengo con la realidad para ahora lidiar con un infierno onírico.

lunes, 24 de agosto de 2020

Estar en paz.

El solo comenzar la semana ya contiene la amenaza velada de algún incidente incómodo. Esa sola posibilidad me predispuso a un estado ansioso, no a la ansiedad en si, sino a, reitero, una mera predisposición. Sabía que dentro de poco la ansiedad llegaría, así que me adelanté tomando el cochino ansiolítico. No me equivoqué. Quizá veinte o treinta minutos después habló el abogado y, no debería extrañarme, ya exhibe modos hostiles (qué rápido se desvaneció la cordialidad inicial). Analizando mi caso se dio cuenta que era más complicado de lo que supuso, lo cual (conjetura mía) le molestó. Fue una conversación breve pero incómoda. 

Para colmo mi novia (no falla nunca) me hizo una observación acotando que, tanto anteriormente como en lo sucesivo, todo mal resultado ha sido y será por mi causa. Total que este maldito día no inició nada bien, y eso que para cuando la llamada se dio el ansiolítico ya había hecho efecto. De otro modo me habría sentido mucho peor. No debí confiar tanto en él, y no puedo aumentar la dosis porque mi reserva es limitada y más de 5 mg solo producen somnolencia.

Me cuesta un trabajo increíble, de verdad pesado, fingir sosiego. Intento que no se me note el mal humor. Cada vez que mi novia voltea a verme o entra al cuarto trato de poner buen semblante y responder en buen tono sus comentarios y ocurrencias casuales sobre temas random. Como que después de estos pequeños roces intenta compensarlos con amabilidad, actitud que me resulta chocante. Que una persona te tire mierda para después animarte y después volver a tirar mierda es fastidioso. Pienso que una persona antagónica debería serlo de forma sostenida, y no alternar sus episodios de inquina con otros de cordialidad.

Maldito inmueble que solo me ha causado descalabros y pérdidas. Maldita mi cobardía que me frena a cercenarme la aorta, arrojarme a las vías del metro, qué se yo. A estas alturas que mierda importa el método mientras se consiga la paz y la libertad. Estar en paz. No es una aspiración fantasiosa ni una ambición desmedida. Me parece una búsqueda legítima.

jueves, 20 de agosto de 2020

El derecho a estar roto.

Siempre seremos objeto de escarnio.
Siempre se nos verá como bichos raros.
Siempre causaremos extrañeza.
Siempre sentiremos que no encajamos en ningún sitio.
Siempre mostraremos torpeza donde los demás se desenvuelven con facilidad.
Siempre viviremos parcialmente desconectados, fuera del juego.

lunes, 17 de agosto de 2020

5 mg.

He de confesar algo que posiblemente merece la censura porque es una imprudencia de mi parte, aunque en mi favor debo decir que la desesperación me movió a ello, y cómo iba dejar pasar la oportunidad. Una persona muy cercana me ha facilitado un ansiolítico. Esta persona no es psiquiatra, pero me ofreció discretamente una tira de este medicamento. Sé de los peligros que conlleva el auto medicarse, y aún más tratándose de este tipo de fármacos. En primer lugar generan adicción fácilmente y en segundo pueden generar efectos secundarios terribles. Aprovecho para disuadir a quien lea esto, de hacer lo que un servidor.

Pero, la primera vez que la tomé... guau. Hacía años que no me sentía así de bien. El sistema nervioso necesitaba ya un estate-quieto importante. Si he estado más o menos a la altura de los acontecimientos estas últimas dos semanas ha sido por eso. Sé que está mal, pero por eso sólo la tomo para eventos específicos. No es mi desayuno. Espero evitar así la dependencia porque además debo reservar algunas dosis de esta tira para las audiencias que tarde o temprano he de enfrentar. Por ahora sólo la tomo como medida de emergencia, solo para frenar los ataques de pánico.

PD: añado el testimonio de alguien que se ha sumergido en la ansiedad y ponderado sobre ella desde un enfoque humano, añadiendo algunas pautas para combatirla. Aunque no todo ha de tomarse a  pie de letra (no abandonemos jamás el sentido crítico), creo que lo empírico a veces tiene más valor que el frío análisis clínico.

domingo, 16 de agosto de 2020

Ahí vamos...

Es oportuno un resumen de ciertos cambios ocurridos a principios de este mes. Hice un cambio abrupto de asesores que por tres años me ayudaron con el intestado que se requiere para solicitar el desalojo de los inquilinos que ahora habitan mi inmueble. Resulta que todo se pudo hacer más rápido pero estos abogados parecían prolongar deliberadamente el proceso. Tengo que reconocerle a mi novia la resolución de cambiar de abogados y fue ella quien dio con unos que tienen más ánimo de trabajar.

Despedir a los abogados anteriores fue algo incómodo y reconozco que no lo hice de la mejor forma, de hecho fue algo cobarde, amputando nuestra relación mediante un correo electrónico en el que les agradecía por su ayuda estos años, omitiendo las verdaderas razones de mi decisión: su apatía para llevar mi caso, a la vez que su exigencia puntual de su iguala (que yo sepa, el que paga es el que tiene derecho a exigir, no al revés). Me ofrecieron una alternativa, que ya no respondí porque sólo conducía de nuevo al bucle de desesperanza, estancamiento y sobre todo, pérdida de dinero. Me costó trabajo escribir ese correo por querer plantear el despido en buenos términos, pero mi novia (evidentemente ella es la de los cojones en esta relación) me dijo que no debía tener consideración para con ellos ante su indolencia.

En fin, nuevos abogados, nueva etapa. Las primeras dos entrevistas en su despacho duraron una hora. Cosa curiosa, siento que en esas dos sesiones ya habíamos charlado más con ellos que con los abogados anteriores. Aquellos básicamente sólo nos citaban para estirar la mano esperando recibir su iguala. Bastaron esos encuentros para comenzar a detectar los focos rojos que no vimos en los asesores que contratamos primero. Como los que escapan de una secta y no veían todos los atropellos mientras eran cautivos.

Me siento más optimista pero sin dejarme llevar por el entusiasmo. De hecho, se viene, otra vez, una serie de audiencias espantosas como las de hace tres años. Mi perspectiva es hallarme más entero para enfrentarlas. Creo que entonces debí ahondar más en todo lo que fue ese proceso, pero era muy penoso narrarlo, era algo en lo que no quería pensar y decidí llevármela relax en vez de analizar todo lo ocurrido. Pero de haberlo descrito creo que habría sido de ayuda para cualquiera que, como un servidor, se halla de repente en terreno desconocido, en completo estado de indefensión. Por lo menos ya tengo detectada mi propensión a los ataques de pánico. Tengo que comenzar a atacar eso.

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