jueves, 27 de octubre de 2011

Suele pasar...

La noche anterior soñé que, saliendo de casa, encontraba una billetera tirada. La abrí y contenía bastante dinero. Extraje de ella un billete de $200 que deslicé al bolsillo izquierdo de mi pantalón. El sueño era difuso, pero la sensación de descanso psicológico era muy tangible. Aquí en México, quienes somos de clase media-baja llegamos a quedarnos en "ceros", es decir, hemos de apechugar constantemente.

Ah sí, contaba mi sueño. Del descanso psicológico en él, pasé a una profunda decepción y un sentirme descubierto cuando el dueño de la cartera apareció. Y me dijo fríamente, "hey, esa cartera es mía". A lo que respondí, "por supuesto señor, estaba ahí tirada y la recogí. Tome".

 Maldición, hasta en mis sueños las cosas me salen mal.

 El poseedor de la carteta revisó la misma un tanto escéptico pero luego se mostró satisfecho. Luego me hizo la plática sobre lo preocupado que estaba por haberla perdido y lo bien que se sentía por recuperarla. Y yo, "sí, claro". Entonces recordé el billete en mi bolsillo izquierdo pero dentro de mi sueño pensé que ya era demasiado tarde para devolvérselo, porque entonces revelaría mi intención de conservarlo.

Afortunadamente desperté, librándome de tan embarazosa situación onírica. Pero traje conmigo esa impresión de poseer ese billete. Me levanto. Reviso mi pantalón y en efecto, hay un billete de $200 pesos... lo único que me resta para sobrevivir la quincena.

Espero tener mejor suerte la próxima vez.

 

martes, 25 de octubre de 2011

Apoyo psicológico on-line.

El Viernes 8 de Abril del 2011, en mi desesperación, envié un correo a Apoyo psicológico on-line, solicitando algún tipo de asistencia. Quizá sea el texto más importante de mi historia con la Señorita "Y", por la claridad con que planteo el problema (esta vez no disfrazo nada con estúpidas metáforas) y las confesiones que contiene. Lo transcribo íntegro:

Buenos días. Disculpen la molestia. Posiblemente mi inquietud resulte banal en comparación con otras que se han planteado en el sitio, pero creo que nada pierdo con indagar sobre ello consultándolos a ustedes. Por otro lado, me alegra mucho hacerlo, pues siendo especialistas me darán una respuesta objetiva y fundamentada.
Mi problema es sencillo... creo. Hace 8 meses conocí a una chica mediante Facebook, que después agregué al Messenger. Durante esos 8 meses forjamos un vínculo de amistad muy grato, pero después ella comenzó a, digamos, hacerme entender que le gustaba. Así, nuestras conversaciones adquirieron un tono, por decirlo así, más íntimo, sin ir más allá de eso, y siempre guardando el respeto. Cabe señalar que yo jamás orienté las conversaciones en ese sentido. Después ella me invitaba constantemente al cine, a tomar un café, a visitar uno u otro museo, etc; invitaciones que constantemente rechacé, dada mi incapacidad de involucrarme con la gente. 
Corto en mi trato con las personas, y siempre escéptico de mí mismo, no creía mi buena suerte. Debo decir que la chica es guapa, y aunque al principio ella me dejó claro que yo le atraía físicamente, ella no despertaba lo mismo en mí. Sin embargo, reconocí su belleza. El caso es que poco a poco logró conquistarme, y hace poco menos de un mes por fin nos conocimos en persona. En ese primer encuentro... tuvimos relaciones (y confieso que fue mi primera vez, aunque tengo 31 años). En verdad, yo no originé nada, ella siempre ha tenido la iniciativa. 
Desde entonces, todo cambió. Ya no se dirige a mí con la misma efusividad de antes. Evita el tipo de charla íntima cuando antes solía orientarla en ese sentido. En resumen: después de ese encuentro cambió su actitud. Y el problema es que fue en ese momento que me enganché realmente. Entonces se invirtieron los roles. Su conversación es ahora muy distante y formal. Irónicamente platicamos todos los días vía Internet. Le he propuesto volver a vernos (no con un interés físico, sólo deseo verla de nuevo) pero ella elude mis invitaciones. 
Es obvio que ya no siente el mismo interés por mí. Sin embargo, mantiene comunicación conmigo y dice quererme a la vez que marca su distancia, lo cual me confunde mucho. Tengo 3 teorías. La primera es que mi torpe desempeño la decepcionó, y generó mucha expectativa a pesar de que le había confesado mi tardía virginidad. La segunda es que al conocerme en persona descubrió que no soy lo que en realidad busca, pero necesitaba contrastar mi "yo" virtual con el real para darse cuenta. Y la tercera es que sólo deseaba una especie de aventura que propició durante 8 meses y ahora no tiene el valor suficiente para decírmelo, así que mantiene contacto conmigo por mero compromiso. 
Un extraño fenómeno que experimento es que, desde que conscientizé su indiferencia, aquella primera experiencia sexual se tornó irreal para mí. No es ya como un recuerdo, sino como un producto de mi imaginación. Mi mente le restó realidad a ese hecho que en verdad ocurrió. Otro fenómeno es la aprensión que ahora siento por ella, volviéndome un tanto posesivo. De vez en cuando recibe halagos por parte de terceros. En un principio eso no me afectaba, pero ahora han cobrado gran significado, provocándome ansiedad y celos. Comprendo que gran parte de lo que describo se remite a lo virtual, sin embargo son detonantes de importantes fenómenos psicológicos que percibo en mí pero no comprendo y quisiera dilucidar. 
¿Cómo aceptar que esta "relación" (ya la pongo en entredicho) ha sido fugaz, quizá ilusoria y ha terminado aunque parece continuar? ¿Por qué el interés que manifestó por mí durante 8 meses se apagó después de vernos? ¿Es que soy demasiado egoísta? Yo tengo 31 años y ella 37; no sé si la diferencia de edad influya en algo. No es mi intención reconquistarla, sino liberarme de este estado. Tampoco espero obtener una solución mágica o inmediata, tan solo una serie de pautas que me ayuden a comprender por qué ella cambió, mis procesos internos y recuperar mi independencia psicológica. En verdad quisiera comprender cómo funciona esto, para evitar en lo sucesivo volver a experimentarlo. Dicen que "el tiempo lo cura todo" pero no quiero depender de eso. Esto nunca me había pasado y quiero ordenarlo en mi mente a la luz de nueva información. 
De antemano, muchísimas gracias.

Recibí por respuesta,  una remisión a un caso similar que sinceramente no me ayudó mucho. Pero se agradece.

Corrección. Lunes, 6 de Agosto de 2012:

Cometí un error con respecto al tiempo que tenía de conocer a "Y". Dije que hacía 8 meses. Sin embargo, en otro blog tengo una entrada donde me refiero a ella como una persona que he conocido recientemente. Dicha entrada data de Junio de 2010. Así que serían 10 meses y no 8.

lunes, 24 de octubre de 2011

Las vacaciones de mis sueños.

Tengo una idea recurrente sobre lo que serían para mi unas vacaciones en las que me fuera posible viajar. Supongo que elegiría un lugar cálido, como una playa o algo así, aunque el mar me da un poco de temor. Pero iría ahí por cumplir con el estereotipo de lo que deben ser unas vacaciones.

Me sentiría nervioso por irrumpir en un lugar que no conozco. Al llegar al cuarto de hotel, me sentaría en la cama y practicaría algún proceso de meditación para calmar mis nervios.

Luego organizaría mis cosas. Dejaría mi ropa en la maleta y traería siempre conmigo la llave de la habitación y memorizaría su número y ubicación... ¡sería terrible olvidar esos datos! Procuraría no tocar nada del mobiliario.

Como he olvidado cómo divertirme, no saldría de la habitación mas que para conseguir algo de comer, que sería lo menos importante. Me encontraría provisto de unos buenos libros. Sócrates, Descartes, Zweig, no sólo harían llevadero mi encierro, sino ameno y provechoso. Me levantaría de cuando en cuando para echar un ojo por la ventana. Por supuesto, cada mañana haría mi rutina de ejercicio.

Así sería hasta que mi estancia en dicho lugar concluyera. Regresaría a casa con los nervios deshechos.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Una vida patética.

Ya es Miércoles 19 de Octubre, casi cuatro de la mañana. El tiempo pasa volando, pero no se lleva consigo la desazón.

Una semana difícil. Nuevamente, he decepcionado a mi otrora musa. Me insinuó una invitación a tomar un café para charlar porque se sentía muy mal. Aunque conversamos hasta la madrugada por Messenger, no es lo que ella quería. Por más que lo intento, no puedo dejar de quererla. Pero no soy capaz de demostrarlo como ella esperaría (sí, prometí dejarla en paz, y suspendí comunicación con ella. Pero una noche, simplemente ya estábamos charlando como antes, y admito que sentí mi alma restaurada).

Otra curiosidad. De la nada, una persona con quien jamás imaginé entablar amistad (o quizá algo más) me da visos de aprobación. Me sorprendió muchísimo. Lo hubiese esperado de algunas personas excepto de ella. Por el momento estamos «rompiendo el hielo» poco a poco. Esto debería ser motivo de alegría. Pero todo es una ilusión que sólo traerá consigo un saldo negativo. No pasará del flirteo y se aburrirá de que no se concreta porque yo no hago nada. Se aburrirá y alejará, frustrada por haber perdido su tiempo.

¿Cómo explicarle los estragos de la soledad a una persona común, para quien flirtear y conocer personas son elementos intrínsecos a su vida? ¿Cómo hacerle ver que existen vidas en las que el factor básico es ser un cero a la izquierda, y que es prácticamente imposible romper con eso? He de decir a mi favor que al menos he sido amable, discreto y respetuoso. Pero tal vez ella quisiera ir más allá, y es a lo que le temo. Lo sé. Tarde o temprano se decepcionará, pero estoy pensando en cómo decepcionarla pronto, antes de que esto (que no sé si es amistad o flirteo) avance más.

A veces me parece aberrante estar rodeado de gente tan valiosa. Yo, un hombre irrelevante, he sido afortunado al conocer a esas personas. Siempre trato de darles lo mejor de mi (lo poco que hay), no con intención de ganarme su aprecio o quedar bien con ellos, sino con la intención de devolverles algo de lo que me han dado. Como me gustaría retribuirles más, y ser para ellos lo que esperaban. Pero soy un ser humano insuficiente, antisocial, insensible, torpe, pobre de espíritu. ¿Qué derecho tengo yo de involucrarme con ellas?

Suficiente por hoy. Me siento agotado y falto de concentración. Necesito descansar para lo que pudiera ocurrir mañana. 

Veamos con qué me sorprende la vida.


viernes, 7 de octubre de 2011

Justicia natural.

"El supremo arte de la guerra es doblegar al enemigo sin luchar". Sun Tzu.

Cómo es la vida. Tú que empleabas tu (supuesto) gran intelecto para invalidar a otros, haciendo alarde de superioridad, ahora lo estás pasando un poco mal. No me alegra. Me parece triste. También me sorprende cómo yo no tuve que hacer nada. No tuve que buscar «venganza» o «devolver el flujo», como sueles decir para justificar tus actos. La propia vida hizo justicia.

Es curioso cómo tener más no significa vivir mejor. Presumías de ser próspero. Pero en el fondo nunca te has valorado a ti mismo. Evadías la realidad en una vida opulenta, pero jamás operaste un cambio esencial en tu persona. Y mientras tus condiciones materiales mejoraban, tu calidad de vida decrecía.

Dado el contraste entre nuestros distintos modos de pensar y actuar, pienso que no lo he hecho tan mal. Al menos intento superarme en algún sentido y evito las conductas auto-destructivas. Y no actúo de mala fe contra nadie por complejos, rencor o envidia.

Me siento extraño. Ahora que tus hostilidades han disminuido, creo que mi camino será más llevadero. Eso es nuevo para mi. Lo siento mucho por ti. Tantos esfuerzos invertidos en perjudicarme fueron en vano. Ojalá recapacites y puedas enderezar su vida en medida de lo posible.

Aún estás a tiempo, viejo.

jueves, 6 de octubre de 2011

Como un fantasma.


Encontré una frase en un libro, dice «Cada día debe contaros sus hazañas». ¿Realmente cada día puede hacerlo? ¿En verdad se puede configurar una vida de tal modo que cada día nos reporte algún evento importante o al menos destacado?

En lo que a mi respecta, no. A menos que las hazañas «interiores» también cuenten, entonces me declaro triunfante por el simple hecho de combatir a diario con el tedio, el pesimismo, etc. No puedo operar cambios en el exterior, debido a mi entorno y posibilidades económicas. Pero nada me impide observarme a mi mismo.

Lo que podría considerarse triunfo externo no es mas que rutina: ejercicio, lectura, escritura... lo mismo de siempre. Precisamente los libros me permiten superar las barreras culturales a que me sujeta mi contexto. No puedo viajar ni conocer gente. Pero sí puedo ampliar mi conciencia del mundo leyendo.

Y no es que haya renunciado del todo a la vida corriente. Aún guardo cierta esperanza de vivir esas cosas que para otros son comunes, pero también sé que si esas experiencias se presentaran, no las recibiría muy bien. Me parecerían una jugada extraña de la vida, una especie de trampa puesta ahí para colocarme fuera de balance.

Lo malo es que comienzo a quedar rezagado en mis conversaciones con otros. Mi charla siempre tiende a lo que he leído en tal libro o lo que cierto autor escribió y está circunscrita a ello. De ello resulta un conflicto, pues al momento de compartir algo más mundano, me quedo en blanco.

Creo que esto me ha aislado aún más. Soy el tipo más ignorante en cuanto a vivir se trata. Y se siente rarísimo pues cuando la vida me pone en una situación inusual, intento fingirme acostumbrado a esa clase de eventos. A la vez, siento que no engaño a nadie, y que lo ermitaño se me nota en el rostro. Es muy incómodo.

Más que nada, me siento muy fuera de lugar. Por ejemplo, me parece chusco que un muchacho de 20 años me supere por mucho en cuanto a experiencia social y sexual. En ambos casos, mi experiencia ha sido escasa y fallida. Sé que la edad no tiene qué ver, pero es algo que me ha llamado la atención últimamente.

¿Y qué hago para compensar esa inexperiencia? He bajado algunos libros de internet para darme una idea de cómo es ese mundillo de la atracción, el ligue, etc. Pero, desde mi punto de vista, la visión de estos libros es muy sesgada; tiende hacia la manipulación de la mujer como un trozo de carne a ser conquistado para obtener placer. Lo cual no me parece la realidad, sino la acomplejada visión personal de quienes escribieron esos estúpidos libros.

Sé que la mayoría piensa de modo similar. Ven a una mujer y de inmediato se desatan en su mente pensamientos bajos. Pero quiero pensar que existe alguna porción de la sociedad que sí respeta a la mujer, y para quien las relaciones sociales son cosa seria y no un medio para un fin. Una porción de gente que no esté obsesionada ni enferma.

Por el momento, no me siento a gusto ya con nadie. Ni siquiera con quienes suelo charlar regularmente, pues también ellos me han rebasado en experiencia, y ya no estoy a la altura cuando de compartir vivencias se trata, lo cual aumenta las sensaciones de inferioridad, ignorancia y aislamiento.

Me faltó esa pieza para no sentirme tan rezagado.



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