jueves, 6 de octubre de 2011

Como un fantasma.


Encontré una frase en un libro, dice «Cada día debe contaros sus hazañas». ¿Realmente cada día puede hacerlo? ¿En verdad se puede configurar una vida de tal modo que cada día nos reporte algún evento importante o al menos destacado?

En lo que a mi respecta, no. A menos que las hazañas «interiores» también cuenten, entonces me declaro triunfante por el simple hecho de combatir a diario con el tedio, el pesimismo, etc. No puedo operar cambios en el exterior, debido a mi entorno y posibilidades económicas. Pero nada me impide observarme a mi mismo.

Lo que podría considerarse triunfo externo no es mas que rutina: ejercicio, lectura, escritura... lo mismo de siempre. Precisamente los libros me permiten superar las barreras culturales a que me sujeta mi contexto. No puedo viajar ni conocer gente. Pero sí puedo ampliar mi conciencia del mundo leyendo.

Y no es que haya renunciado del todo a la vida corriente. Aún guardo cierta esperanza de vivir esas cosas que para otros son comunes, pero también sé que si esas experiencias se presentaran, no las recibiría muy bien. Me parecerían una jugada extraña de la vida, una especie de trampa puesta ahí para colocarme fuera de balance.

Lo malo es que comienzo a quedar rezagado en mis conversaciones con otros. Mi charla siempre tiende a lo que he leído en tal libro o lo que cierto autor escribió y está circunscrita a ello. De ello resulta un conflicto, pues al momento de compartir algo más mundano, me quedo en blanco.

Creo que esto me ha aislado aún más. Soy el tipo más ignorante en cuanto a vivir se trata. Y se siente rarísimo pues cuando la vida me pone en una situación inusual, intento fingirme acostumbrado a esa clase de eventos. A la vez, siento que no engaño a nadie, y que lo ermitaño se me nota en el rostro. Es muy incómodo.

Más que nada, me siento muy fuera de lugar. Por ejemplo, me parece chusco que un muchacho de 20 años me supere por mucho en cuanto a experiencia social y sexual. En ambos casos, mi experiencia ha sido escasa y fallida. Sé que la edad no tiene qué ver, pero es algo que me ha llamado la atención últimamente.

¿Y qué hago para compensar esa inexperiencia? He bajado algunos libros de internet para darme una idea de cómo es ese mundillo de la atracción, el ligue, etc. Pero, desde mi punto de vista, la visión de estos libros es muy sesgada; tiende hacia la manipulación de la mujer como un trozo de carne a ser conquistado para obtener placer. Lo cual no me parece la realidad, sino la acomplejada visión personal de quienes escribieron esos estúpidos libros.

Sé que la mayoría piensa de modo similar. Ven a una mujer y de inmediato se desatan en su mente pensamientos bajos. Pero quiero pensar que existe alguna porción de la sociedad que sí respeta a la mujer, y para quien las relaciones sociales son cosa seria y no un medio para un fin. Una porción de gente que no esté obsesionada ni enferma.

Por el momento, no me siento a gusto ya con nadie. Ni siquiera con quienes suelo charlar regularmente, pues también ellos me han rebasado en experiencia, y ya no estoy a la altura cuando de compartir vivencias se trata, lo cual aumenta las sensaciones de inferioridad, ignorancia y aislamiento.

Me faltó esa pieza para no sentirme tan rezagado.



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