Me sentiría nervioso por irrumpir en un lugar que no conozco. Al llegar al cuarto de hotel, me sentaría en la cama y practicaría algún proceso de meditación para calmar mis nervios.
Luego organizaría mis cosas. Dejaría mi ropa en la maleta y traería siempre conmigo la llave de la habitación y memorizaría su número y ubicación... ¡sería terrible olvidar esos datos! Procuraría no tocar nada del mobiliario.
Como he olvidado cómo divertirme, no saldría de la habitación mas que para conseguir algo de comer, que sería lo menos importante. Me encontraría provisto de unos buenos libros. Sócrates, Descartes, Zweig, no sólo harían llevadero mi encierro, sino ameno y provechoso. Me levantaría de cuando en cuando para echar un ojo por la ventana. Por supuesto, cada mañana haría mi rutina de ejercicio.
Así sería hasta que mi estancia en dicho lugar concluyera. Regresaría a casa con los nervios deshechos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario