No sé por qué me vino esto a la mente.
Una de las más extrañas confesiones que he escuchado fue el día posterior a la muerte de mi hermano. Mi padre me invitó a comer a un restaurante. Sentados a la mesa comenzó a repasar las pérdidas en la familia y dijo extrañar a mi madre. En algún momento soltó la frase «sí he tenido otras viejas pero...» acompañada de un llanto fingido.
Habrá pensado que la tragedia reciente me haría empatizar con él. Pero me pareció una confesión de mal gusto. En primer lugar, su vida no me interesa mucho. En segundo, el chantaje mediante falsas lágrimas me parece reprobable y más aún en medio de un duelo por una pérdida. Y en tercero, odio que alguien se refiera despectivamente a las mujeres como «viejas».
domingo, 1 de julio de 2012
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Hola.
ResponderEliminarEspero no lo tomes a mal pero, tu padre me recuerda MUCHO al mío. :(
Quizá no sean tan diferentes.
EliminarSaludos.