viernes, 31 de agosto de 2012

La lucha contra el miedo.

No sé cuándo fue la última vez que salí de casa. Creo que fue hace dos meses. Hace media hora (a las 11 AM) me vi obligado a salir nuevamente porque mi gatita se quedó sin comida. Desde antier le ofrecí otros alimentos que ni siquiera probó. Se la ha pasado durmiendo, pobre gatita.

No podía tenerla así. Ayer me dormí temprano con la idea de salir hoy por comida para ella. Como siempre, estuve a punto de no salir. La idea de encontrarme afuera, expuesto, y enfrentar esa maldita cerradura que jamás puedo abrir, me helaban el corazón. Pero me arreglé (el rito de siempre: no saber qué ropa elegir, verme una y otra vez en el espejo para confirmar mi buen aspecto), intenté relajarme y dudé en salir pero de repente un pensamiento que denotaba fastidio apareció. «Ah, no me voy a rendir ante esto». Abrí la puerta y me expuse al exterior.

Ya estando afuera no me sentí tan mal. Lo que alimenta mi seguridad es comenzar a caminar. A cada paso voy ganando confianza, no sé por qué. Pero es un factor que me ayuda mucho. Lo que me asusta no es el mundo exterior en sí, sino la mirada ajena, el trato inesperado con otras personas o el no saber cómo responder ante determinadas situaciones. Con respecto a esto último, la cerradura de la unidad en que vivo es mi infierno porque siempre me cuesta trabajo abrirla desde fuera. Es como si mi cerebro fuera incapaz de comprender su funcionamiento, y la sola idea de lidiar con ella es mi mayor tortura. Hoy no fue la excepción.

Forcejeé un rato con ella pero finalmente pude abrir. Recobré mi paz al comprar comida para mi gatita y el pequeño triunfo de atreverme a salir restauró algo de mi confianza. Pero lo que más me redituó fue haber tenido el valor de enfrentar esa pequeña cerradura. Es una verdadera tontería, lo sé. Sé muy bien que todo mi cuadro resulta de lo más absurdo pero así somos los socio-fóbicos: esclavos del temor y los ataques de pánico ante situaciones irrelevantes.

11:37 AM

martes, 28 de agosto de 2012

Día "X".

Hacía tiempo que no dormía tan bien. Ya me hacía falta una noche de buen sueño. Debería retomar la sana costumbre de dormir temprano aunque eso implique sacrificar mis horas de mayor lucidez.

Ya hace varios días que no converso con nadie. Me refiero a charlas extensas. Quizá esté mal que lo diga pero ya me hacía falta descansar un poco. Además últimamente no me he sentido en vena. Hay días que simplemente no estoy de humor. Cuando me obligo a conversar el diálogo no fluye y me siento acorralado ante cada aportación de mi interlocutor, porque no sé qué o cómo responder: me quedo "en blanco".

Hay veces que supero ese "bache" y de repente la charla ha cobrado ritmo. Me sucedía mucho con una novia, C.S. Había noches que en verdad no tenía esa chispa para platicar. No es que no quisiera, sino que me sentía indispuesto. Tenía qué exprimirme el cerebro para estar a la altura y brindarle una charla satisfactoria.

Me llama la atención que muchas personas creen que soy inteligente. La verdad es que soy casi un iletrado. Pero ante ellas no lo parezco o no lo notan y eso que jamás he intentado disimularlo. Es curioso. Quizá el exilio me ha hecho valorar más una plática pues prefiero que sea sustanciosa. Si no puedo ofrecer una plática digna, prefiero no tenerla.

lunes, 27 de agosto de 2012

El amor, según Neil Strauss.

"Tenemos la extraña idea de que el amor es algo que debe durar eternamente, pero el amor no funciona así. El amor es una energía libre que viene y va a su antojo. A veces perdura durante toda una vida, otras sólo nos acompaña durante unos segundos, un día, un mes o un año. No podemos tenerle miedo al amor sencillamente porque nos haga vulnerables, y tampoco debemos sorprendernos cuando nos abandona. Lo único que podemos hacer es agradecer el hecho de haber podido experimentarlo". 
Neil Strauss.


Lunes gris.

Comenzó el día de un modo extraño. Se me espantó el sueño a las seis de la mañana. Me levanté media hora después con un poco de hambre. Había un pan en la bolsa, preparé un café y eso fue mi desayuno. Entretanto me conecté a Facebook y redacté algunos mensajes. Uno de condolencias a un amigo por el fallecimiento de su padre. En cualquier circunstancia jamás sé qué decir y mucho menos ante la muerte así que recurrí a un par de frases que no son de mi autoría,
"No te dejes abatir por las despedidas. Son indispensables como preparación para el reencuentro. Y es seguro que los amigos se reencontrarán después de algunos momentos o de todo un ciclo vital". Richard Bach. 
"La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente". François Mauriac.
y le reiteré mi apoyo y amistad.

El segundo fue dedicado a "S", quien ha decidido que soy casi el amor de su vida aunque no me conoce en persona. Platicamos muchísimo desde el año pasado, y si pasa un día en que no dialoguemos comienza a elucubrar. "Ese cabr*n me oculta algo" escribió en Twitter respecto a mi ausencia digital la semana pasada. Me gusta conversar pero no demasiado, y a veces me fastidio. Cuando eso ocurre prefiero ausentarme y despejar mi mente. Pero no puedo evitar sentirme obligado a darle cuenta de mi ausencia, como para tranquilizarla y así deje de esgrimir quejas, ofensas e indirectas. Sus sospechas no me interesan.

Tiene muchos detalles conmigo pero siento que son un modo de estrecharme y no una muestra sincera de aprecio. No puedo ser cruel y decirle que no es mi tipo. Prefiero esperar a que se canse o dejar entrever sutilmente que disfruto mi soledad, aunque esto no sea del todo cierto.

martes, 21 de agosto de 2012

Solitario.

Te despiertan la radio y ciertos ruidos del exterior. Son ellos quienes te dan los "buenos días".

Eliges libremente el desayuno. Puedes desayunar en casa o fuera. Nadie te sugiere qué desayunar ni te importuna con recomendaciones de lo que es más nutritivo. Podrías no ingerir nada y a nadie le preocupa.

Las charlas ocasionales. Tus más cercanos relatan sucesos familiares. Alguno de ellos menciona el plan de salir con su prospecto o pareja formal. Escuchas y sientes que deberías contribuir con anécdotas similares, pero no las tienes.

Regresas a casa. Te recibe el silencio y la luz apagada. "¿Qué tal te fue?" es una pregunta que simplemente no concibes. ¿Qué hay de comer? Improvisa lo que te plazca. Sabes que debes conservar los modales pero tu estilo de vida te ha convertido en salvaje.

Abstinencia. Te despides una y otra vez de experiencias que nunca fueron porque te niegas a renunciar a ellas. Sin embargo te enorgullece la represión de tu instinto y conviertes eso en un reto absurdo.

Enfermas un día. Revisas el cajón y afortunadamente los analgésicos siguen vigentes. Eres tu propio médico. Te preparas para una mala noche. Lástima que no haya nadie cerca que reconozca tu esfuerzo al levantarte por un vaso de agua.

Fin de semana. Tus opciones son un libro y café negro o películas ya vistas mil veces. De repente sientes que te hace falta algo: cerrar bien las ventanas para que la corriente de la vida no se filtre lastimosa en tu exilio.

lunes, 20 de agosto de 2012

Tan solo un abrazo...

Antier le confesé a una amiga ("S") haberle dedicado unas arrebatadas líneas en mi diario personal. Se mostró conmovida aunque no le referí textualmente lo escrito por vergüenza, sino apenas un esbozo.

En él le reprochaba no haber aparecido en mi vida diez años antes cuando mi vida comenzó a desmoronarse y no hubo nadie que me ofreciera un apoyo. Estaba rodeado de mucha gente, pero esta solo presenciaba mi caída sin tenderme la mano.

Cómo me hubiera gustado que tan solo una persona notara mi pánico y desolación, e irrumpiese en el silencioso dolor que me ahogaba. Peleaba solo contra un adversario imbatible: la vida. La vida descarnada, intensa, que agotaba inmisericorde mi voluntad hasta consumirla.

¿Por qué no hubo nadie ahí para salvarme? Los libros y la soledad no sustituyen un cálido abrazo, y quizá este último hubiera hecho más por mi que aquellos inertes compañeros que sostenían mi espíritu, pero no lo reconfortaban. Si hubiese sido así, actualmente sería distinto. Mi aplomo se encontraría intacto y no me sentiría fuera de la vida. Estaría deseoso de entregarme y compartir.

Pero ya no hay casi nada dentro. Mi ímpetu fue anulado hace diez años.

domingo, 19 de agosto de 2012

Videojuegos.

De niño y adolescente solía ser un vídeo-jugador apasionado y obsesivo. Hace años que no me acerco a una consola pero ahora disfruto mucho con solo ver a otros jugar, cual veterano retirado. Eso me permite apreciar más los elementos de  los vídeo-juegos como la música, las gráficas, la historia.

Mi reto más difícil fue Battletoads. Considerado uno de los mejores juegos de NES y también uno de los más difíciles, marcó mi infancia y me consagró ante los de mi limitado círculo por ser el único que se atrevía a jugarlo. Dormía pensando en cómo superar tal obstáculo o tal misión. Lo terminé a pesar de su inhumana dificultad y aunque el final resultó bastante pobre, mi fuero interno colmaba de adrenalina, nervios y satisfacción.

Mi género favorito eran los "Beat'em up". Siempre me atrajo su planteamiento básico: uno o más guerreros urbanos tienen qué abrirse paso entre hordas de punks, motociclistas y demás seres carroñeros para rescatar a la novia de uno de ellos hasta enfrentar al líder de una gran corporación, el cual cuenta con habilidades sobrehumanas. Cualquier vídeo-juego que contenga esos elementos no puede fallar. Mighty Final Fight y River City Ransom, los mejores. De SNES, The Peace Keepers. Odié Double Dragon 3.

Mi juego favorito de SNES, Star Fox. Un juego envolvente a pesar de sus horrendas gráficas. Una historia muy básica. La música, espectacular. Era toda una experiencia jugarlo con volumen alto. Tres rutas para llegar al planeta Venom, la guarida de Andross. Mi segundo juego favorito de SNES, Super Metroid. Cuando por fin lo tuve en mis manos lo jugué el día entero.

Recuerdo cuando mi hermano adquirió un Playstation hace doce años. Qué impresión jugar Resident Evil 2, que actualmente sigue siendo mi favorito de toda la saga. Dominé ese juego por completo. Amo su atmósfera. Y me quedé boquiabierto cuando un día llegó mi hermano con Resident Evil 3: Némesis. No salíamos de nuestro asombro y quedamos en shock cuando apareció ese monstruo en gabardina negra. RE3 era imposible de jugar en calma sabiendo que en cualquier momento iba a aparecer esa aberración corriendo imparable hacia nosotros.

Últimamente he estado viendo los recorridos (walkthroughs) de un juego llamado Deadlight. Según he leído, las críticas son en mayor parte negativas. El juego retoma la acción de tipo "sidescroll" como los de antaño, pero con gráficas actuales. Sin embargo es monótono y poco variado. Hasta donde sé, solo tiene un final. En lo personal no me importan mucho las gráficas mientras la historia sea buena. La de Deadlight es simplona y tiene ciertas incongruencias. Lo mejor es el personaje principal, Randall Wayne, quien entierra en su psique memorias dolorosas para no lidiar con ellas, hasta que algo las dispara y le impactan despiadadas. No pude evitar identificarme con eso.

En algún momento el personaje suelta una frase brutal:

"I never knew I could feel so alone..."

Increíble que se puedan evocar tantas cosas mediante un vídeo-juego.


lunes, 13 de agosto de 2012

Bright lights, big city.

¿Has visto esa película que se llama "Bright lights, big city"? Es con Michael J. Fox, el protagonista de Volver al Futuro. Lo que actualmente me agobia me hizo darle una valoración más honda. Me sentí muy reflejado. Llegué a pensar "ese soy yo".

El mismo semblante desfigurado, la misma actitud huraña. Un hombre perdido, solo. Rodeado de gente insensible y hueca.

Cómo me identifico con el personaje y su situación (no totalmente pues él consume drogas para aminorar el dolor; yo escribo estas idioteces). Plantea muy bien esa esa situación de ser abandonado sin explicación alguna y los estragos que causa en el alma.

Más vale no encariñarse ni crear vínculos emocionales con nadie, aunque a veces simplemente sucede. Olvidas tu individualidad, comienzas a depender de esa persona y pierdes tu libertad porque todo lo que esa persona haga te afecta sobremanera. Te sientes morir si no sabes de ella.

Su indiferencia te devasta.

domingo, 12 de agosto de 2012

...

Hoy ha sido el día más doloroso de mi vida.

Nunca me había sentido tan roto por dentro.

Siento una opresión tremenda en el pecho. Tengo la boca seca.

Pensé que conocía a profundidad el dolor.

Esto es demasiado; no voy a soportar.

Me aborrezco.

Cómo quisiera tener una pistola para pegarme un tiro en la cabeza.

lunes, 6 de agosto de 2012

Ese fuego que consume el alma.

"Amor, siempre contarás conmigo..." 
"Y", un Domingo 30 de Enero de 2011.

"...¿Te confieso algo? A veces me haces falta. Como que me siento vacía cuando no sé de ti... estoy loca, ¿cierto? Te siento como parte de mi. Y cuando no sé de ti se me vienen muchas cosas a la mente.

Me siento muy orgullosa de tenerte a mi lado..."
"Y". Sábado 19 de Febrero de 2011.

 "– Mi amor, si llega el momento en que encuentres a alguien que te haga vibrar mucho más y dejes de sentir lo mismo por mí, por favor dímelo.
 – Mi vida, ¿por qué dices eso?
 – Porque posiblemente suceda amor... si dejas de sentir lo mismo, por favor dímelo, no sólo te alejes, sólo te pido eso.
 – Amor, me duele que pienses eso y no se por qué lo dices.
– Si ocurre dímelo. Te juro que no haré dramas ni nada de eso. Por ejemplo, me puedes decir 'Daniel, ¿qué crees? Sé que esto será difícil, pero he conocido a alguien y me gustaría intentar una relación con esa persona'. Yo entenderé..."
Fragmento de mi conversación con "Y", del Martes 22 de Marzo de 2011. 

Ayer Domingo supe que "Y" ya tiene una relación formal. Ha sido un día abrumador que aún no digiero y me ha espantado el sueño.

Creo que uno de los peores sufrimientos es ver cómo un vínculo que considerabas tan sólido y profundo se desvanece como si hubiera sido un espejismo. Llegué a pedirle, a suplicarle, una explicación clara de su resuelto alejamiento y jamás me la concedió. Me ignoraba deliberadamente y jamás supe por qué (cometí un error con ella pero su reacción fue desproporcionada; en fin, ahora ya no importa). Solo me descartó como si nada. Hubiera preferido que me confesara abiertamente su desprecio; eso me habría dado paz. Pero guardó total silencio.

He enfrentado magnas adversidades que aún no supero del todo. La muerte de mi madre. La muerte de mi hermano. La nociva dinámica familiar a que nos sometió mi padre. Ese horrendo año 2004, que me hizo coquetear con el suicidio. El cargo de conciencia por no visitar a mi abuela durante sus últimos años siendo yo su nieto consentido. El sacrificio de mi más querida mascota.

Y el doloroso tránsito del amor a la indiferencia de "Y" me ha atormentado tanto como cualquier adversidad anterior. No es la indiferencia en sí lo que hiere sino de quién proviene. Ella que alguna vez aseguró quererme y juró jamás olvidarse de mi, se fue distanciando poco a poco hasta ignorarme por completo. Y esa sensación de desconcierto por perder a alguien así y sin una causa que lo justifique te destroza el alma.

Es increíble cómo cambia la gente. Un día significas todo para una persona y al día siguiente no te recuerda. Ese tipo de rupturas causan un trauma e infunden la idea de que los vínculos son inestables o falsos, lo que hace que desconfíes de cualquier persona que dice apreciarte, porque temes que de súbito te trate como si no existieras. Incluso rompe tus esquemas de lo que consideras real. Yo comencé desarrollar una desconfianza hacia la realidad misma... ¿qué certeza puede ofrecer un mundo donde lo que más valoras puede dejar de existir en cualquier momento?

No creo exagerar al decir que en algún momento crucé la frontera de la cordura a la demencia y regresé porque mi psique apenas resistió, lo que no quiere decir que se haya recuperado. Por dentro estoy hecho pedazos. Para el ojo ajeno resultará un sufrimiento absurdo e innecesario. ¡Qué fácil es mandar al diablo a quien nos da la espalda! Pero hay personas que nos dejan marcados. Ella es el amor de mi vida, mi Talón de Aquiles.

Me da risa ese consejo que siempre alguien ofrece en esa situación. "¡Pues mándalo/a al diablo! Si no le importa lo que sientes, al diablo con él/ella; no vale la pena..." Ojalá fuera tan fácil activar o desactivar nuestras emociones a voluntad; entonces todos seríamos felices. La realidad es que puedes estar peleado con medio mundo o ser ignorado por él sin que te afecte para nada. Pero si aquella persona que tanto quieres rompe el vínculo que te une a ella... eso te destruye.

Me he planteado una pregunta que me asusta. ¿Volveré a enamorarme tan intensamente de alguien más como me enamoré de "Y"? Creo que es imposible. Ella llevó mi cerebro, mi psique y mis nervios al límite. Me hizo conocer estados de obsesión, ansiedad, melancolía y desesperación tan agudos que dudo volver a experimentar una mezcla de emociones tan brutal. Simplemente mi interior no es capaz de tolerar algo más potente. Y no puede existir estímulo más violento que ella.

Estoy tan cansado... este año y medio ha sido un verdadero padecimiento. Tengo qué liberarme de esta terrible dependencia. Reconstruir mi vida y mi mundo interno. Y recuperar esa relativa paz que mi ardiente amor por "Y" me arrebató.

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