domingo, 19 de agosto de 2012

Videojuegos.

De niño y adolescente solía ser un vídeo-jugador apasionado y obsesivo. Hace años que no me acerco a una consola pero ahora disfruto mucho con solo ver a otros jugar, cual veterano retirado. Eso me permite apreciar más los elementos de  los vídeo-juegos como la música, las gráficas, la historia.

Mi reto más difícil fue Battletoads. Considerado uno de los mejores juegos de NES y también uno de los más difíciles, marcó mi infancia y me consagró ante los de mi limitado círculo por ser el único que se atrevía a jugarlo. Dormía pensando en cómo superar tal obstáculo o tal misión. Lo terminé a pesar de su inhumana dificultad y aunque el final resultó bastante pobre, mi fuero interno colmaba de adrenalina, nervios y satisfacción.

Mi género favorito eran los "Beat'em up". Siempre me atrajo su planteamiento básico: uno o más guerreros urbanos tienen qué abrirse paso entre hordas de punks, motociclistas y demás seres carroñeros para rescatar a la novia de uno de ellos hasta enfrentar al líder de una gran corporación, el cual cuenta con habilidades sobrehumanas. Cualquier vídeo-juego que contenga esos elementos no puede fallar. Mighty Final Fight y River City Ransom, los mejores. De SNES, The Peace Keepers. Odié Double Dragon 3.

Mi juego favorito de SNES, Star Fox. Un juego envolvente a pesar de sus horrendas gráficas. Una historia muy básica. La música, espectacular. Era toda una experiencia jugarlo con volumen alto. Tres rutas para llegar al planeta Venom, la guarida de Andross. Mi segundo juego favorito de SNES, Super Metroid. Cuando por fin lo tuve en mis manos lo jugué el día entero.

Recuerdo cuando mi hermano adquirió un Playstation hace doce años. Qué impresión jugar Resident Evil 2, que actualmente sigue siendo mi favorito de toda la saga. Dominé ese juego por completo. Amo su atmósfera. Y me quedé boquiabierto cuando un día llegó mi hermano con Resident Evil 3: Némesis. No salíamos de nuestro asombro y quedamos en shock cuando apareció ese monstruo en gabardina negra. RE3 era imposible de jugar en calma sabiendo que en cualquier momento iba a aparecer esa aberración corriendo imparable hacia nosotros.

Últimamente he estado viendo los recorridos (walkthroughs) de un juego llamado Deadlight. Según he leído, las críticas son en mayor parte negativas. El juego retoma la acción de tipo "sidescroll" como los de antaño, pero con gráficas actuales. Sin embargo es monótono y poco variado. Hasta donde sé, solo tiene un final. En lo personal no me importan mucho las gráficas mientras la historia sea buena. La de Deadlight es simplona y tiene ciertas incongruencias. Lo mejor es el personaje principal, Randall Wayne, quien entierra en su psique memorias dolorosas para no lidiar con ellas, hasta que algo las dispara y le impactan despiadadas. No pude evitar identificarme con eso.

En algún momento el personaje suelta una frase brutal:

"I never knew I could feel so alone..."

Increíble que se puedan evocar tantas cosas mediante un vídeo-juego.


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