Comenzó el día de un modo extraño. Se me espantó el sueño a las seis de la mañana. Me levanté media hora después con un poco de hambre. Había un pan en la bolsa, preparé un café y eso fue mi desayuno. Entretanto me conecté a Facebook y redacté algunos mensajes. Uno de condolencias a un amigo por el fallecimiento de su padre. En cualquier circunstancia jamás sé qué decir y mucho menos ante la muerte así que recurrí a un par de frases que no son de mi autoría,
"No te dejes abatir por las despedidas. Son indispensables como preparación para el reencuentro. Y es seguro que los amigos se reencontrarán después de algunos momentos o de todo un ciclo vital". Richard Bach.
"La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente". François Mauriac.
y le reiteré mi apoyo y amistad.

El segundo fue dedicado a "S", quien ha decidido que soy casi el amor de su vida aunque no me conoce en persona. Platicamos muchísimo desde el año pasado, y si pasa un día en que no dialoguemos comienza a elucubrar.
"Ese cabr*n me oculta algo" escribió en Twitter respecto a mi ausencia digital la semana pasada. Me gusta conversar pero no demasiado, y a veces me fastidio. Cuando eso ocurre prefiero ausentarme y despejar mi mente. Pero no puedo evitar sentirme obligado a darle cuenta de mi ausencia, como para tranquilizarla y así deje de esgrimir quejas, ofensas e indirectas. Sus sospechas no me interesan.
Tiene muchos detalles conmigo pero siento que son un modo de estrecharme y no una muestra sincera de aprecio. No puedo ser cruel y decirle que no es mi tipo. Prefiero esperar a que se canse o dejar entrever sutilmente que disfruto mi soledad, aunque esto no sea del todo cierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario