sábado, 21 de mayo de 2011

El bufón.

"No le des prioridad a quien sólo te ve como opción".

Estoy extendiendo lo más posible el cadáver de una relación ficticia y no sé por qué. No lo necesito, ella tampoco. Me estoy convirtiendo en un estorbo. El colmo fue la broma que hice esta noche. "Ahora sí, no mames" fue su respuesta a un mal chiste que hace un par de meses le hubiera hecho reír. Nunca me había respondido así.

Por otro lado está desplazando su actitud cariñosa a otra persona, relegándome poco a poco mediante una amabilidad por compromiso. El interés que antes mostraba por mi, ahora se lo prodiga a otro. Debería alegrarme. Después de todo, eso le hace feliz. Y yo quiero que lo sea, aunque no contribuyo en nada a eso. Por el contrario, comienzo a ser una carga.

Debo decirlo: el tipo me resulta de lo más soso. No le he visto un comentario significativo. Sin embargo la hace reír, lo que yo no hago ya. Le sobra la espontaneidad que a mí siempre me ha faltado, y ha logrado ganarse con ello su aceptación. Podrá ser un payaso, pero está lejos de ser patético como yo. Ya no tengo nada qué ofrecerle a ella y la verdad creo que nunca lo tuve.

Antes de conocernos, cuando decía ser adicta a mi, ella jamás se sintió repentinamente cansada como para abandonar ninguna de nuestras conversaciones. Pero lo hace frecuentemente después de conocernos. Lo hizo esta noche. Y lo volverá a hacer. Su fastidio es evidente. Tengo que desaparecer ya y volver a ser el de antes: el indiferente, el distante, el extraño...

El que no se preocupaba por nadie.

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