lunes, 5 de septiembre de 2011

Un tipo extraño.


Últimamente tiende mucho a pensar en voz alta. Dicen que hablarse a sí mismo es síntoma de locura. No cree estar totalmente cuerdo, pero tampoco ser un «loco» en todo el sentido de la palabra. Aunque tiene ciertas manías (además de la mencionada) que le convierten en una persona... extraña.

Tiene un extraño rito antes de salir cada mañana. Ya a punto de abrir la puerta, regresa al espejo y se observa, tratando de convencerse de que su aspecto es aceptable. Hay un ángulo de su rostro que no le gusta nada porque le hace lucir enfermo. Razona sobre su inseguridad con un «exagero; hay peores que yo».

Durante el trayecto a casa intenta mantenerse concentrado a pesar del bullicio. Hay un defecto que a veces le traiciona, y es voltear a ver a alguna chica bonita. Muchas veces se entrega a esa debilidad y mira. Pero siempre intenta no voltear y se obliga a mantener la vista al frente.

Le gusta jugar con su gatita al llegar a casa. La trata como a una niña. Piensa que es lo único que le da vida a su casa. Le encanta que sea completamente «maleducada» y se suba a todos lados. Ayer no le dejaba dibujar; se acostaba en la hoja y jugaba con el lápiz. Le decia «¡niña, deja eso!», como si fuera a entenderle.

A veces llega directo a acostarse y meditar. Recapitula el día y trata de equilibrarse. Pero de pronto su meditación es interrumpida por ensoñaciones, y en vez de repasar el día de modo realista, comienza a fantasear con cómo le gustaría que hubiese sido.

En la noche, se conecta a Internet. Lleva meses buscando algún libro sobre cómo escribir un diario. Ha dado con artículos muy buenos, pero le interesa saber si algún autor ha profundizado más en el tema desarrollando pautas definidas. Es decir, qué debe decirse y qué no. Todos los días se debate en esa cuestión.

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