viernes, 9 de septiembre de 2011

Réplica.

Esta es una pequeña réplica a una entrada en la cual, reflexionando a conciencia, no fui justo. En ella cuestioné la amistad de una persona. Pero hay algo que no mencioné. Aquella vez aludí a ciertas muestras de rechazo por parte de una amiga. Pero no hablé del rechazo que antes manifesté hacia ella cuando apenas nos conocíamos.

Nuevamente, otra persona se topa con mis barreras antisociales y escepticismo. Hacía años que no conocía a alguien ávido de conocerme, a pesar de mi actitud evasiva. La simple y llana experiencia de conocer gente nueva ya me es extraña: pero me es completamente extraordinario que alguien muestre entusiasmo por mi. 

Su entusiasmo me sorprendió y asustó. Mi reacción fue análoga a la de un animal salvaje ante el cariño, lo que derivó en una cadena de rechazos de mi parte. "De cualquier modo, se decepcionaría si me conociera, así que es menos grave la decepción de ni siquiera conocerme", pensé.

Y un día, con todo y mis complejos, accedí a conocernos en persona. Fue nuestro primer y único encuentro. A partir de ahí fue ella quien marcó su distancia. No la culpo. Su proceder fue justo.

Creo que esta pequeña entrada nivela la balanza con mi jeremiada anterior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas más leídas