Quizá no es un camino que yo haya elegido voluntariamente. Pero a estas alturas ya no puedo renunciar a él, porque en verdad me hace falta. Y cuando las cosas buenas de la vida se me presentan, esa coraza que me protege contra lo malo, se alza también contra lo bueno.
Estoy olvidando cómo vivir. Entregarme a nuevas experiencias y disfrutarlas... eso está dejando de existir para mí.
Desdeño esas bellas experiencias que ahora coloca la vida frente a mí. ¿Por qué no lo hizo antes, cuando mi espíritu aún era joven y aspiraba a conquistarla?
Vida, llegas tarde; me bastan mis pensamientos.

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