domingo, 7 de agosto de 2011

"¡A darle átomos!"


Ayer en la noche, como a eso de las 10 PM, hice algunos estiramientos, alcé esas mancuernas y ejecuté una pequeña rutina. Amo ese dolor que despierta el cuerpo. Y debo decirlo: me alegra darme cuenta que, a pesar de haber abandonado la rutina un tiempo, no he perdido condición. Incluso antier que salí a caminar me puse a prueba, y encontré que no pierdo el ritmo. No me permito caminar lento y recorro siempre la misma despiadada distancia sin problema. Me encanta ese dolor posterior a un gran esfuerzo. Realmente lo necesitaba.

No tendré condición a nivel de atleta, pero vamos, que este cuerpo de 32 años aún se defiende. Todavía hace un par de meses me tomé una foto y la verdad no tenía tan mal aspecto. Creo que lo que me ha beneficiado enormemente es la falta de vicios: no fumar, no tomar, no drogas. Mis únicos vicios (que perjudiciales pero no tanto como aquellos) son el café negro y trasnochar. Pero, ¡qué rayos! Esas noches valen la pena.

Sí, es muy extraño el horario para eso, pero debía despejarme un poco. Llevaba horas leyendo.

Así se forja un guerrero, ¿o no?

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