En verdad que mi torpeza no tiene límites. Por querer darme cierta importancia, una vez más, hago sentir mal a alguien. A veces pienso que debería alejarme completamente de los más cercanos a mí, al menos por un tiempo.
Esas personas que toleran mi forma de ser. Quienes a pesar de mi torpeza y arrebatos de arrogancia (no sé de dónde provienen) siguen conmigo. Un día me quedaré completamente solo a menos que cambie mi actitud.
No me importa quedarme solo. Sería justo y bien merecido. Pero he de suavizar esas aristas en mi carácter, no por mí, sino por ellos. Gente de gran corazón que es víctima de mis arranques de inmadurez.
Mis intentos por darme mi lugar resultan equívocos y contraproducentes. Es como cuando uno quiere lucirse y queda expuesto como el más idiota. Definitivamente no es lo mío intentar hacerme notar. Los resultados son siempre penosos.
Llega a entristecerme lo miserable que puedo llegar a ser. Ojalá esas personas a quienes he hecho sentir mal no me dieran tanta importancia. Ojalá pudieran darse cuenta de mi poco valor.
Pero creo que me he precipitado a escribir sobre esto sin previa reflexión. En fin, mañana será otro día.
jueves, 18 de agosto de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Entradas más leídas
-
Ignoro quién sea su autor pero esta imagen (o texto sobre fondo negro) resume la actitud que a veces estamos obligados a asumir. Sop...
-
I. Estoy en mi cuarto, escribiendo naderías en un viejo cuaderno en espera de que la batería del celular se haya recargado al 100%. Es un ...
-
Desde abril se han ido postergando los trámites y audiencias que ya tendrían que haber ocurrido para inicios de este octubre. El abogado pre...
-
Esta entrada es una apostilla a la anterior. Quiero aclarar que mi catarsis no proviene directamente de la enfermedad que consum...
-
Por puro ocio se me ocurrió teclear en la búsqueda de FB mis propios apellidos. El buscador de esa red social muestra resultados variados de...
No hay comentarios:
Publicar un comentario